EDITORIAL
El 1 de mayo y el mundo postpandemia
La crisis generada por la Covid-19 está dejando graves cicatrices sociales y económicas. La provincia de Lleida ha acabado el primer trimestre de este año con 7.400 hogares en los que todos sus miembros están en paro.
Esta cifra se ha incrementado en 400 desde el cierre del año pasado. Pero si la comparación se hace con las mismas fechas de 2020, cuando aún no se dejaban sentir las consecuencias de la pandemia, el incremento es de 3.300 hogares, lo que representa un aumento del 80,41%, según se desprende de los datos de la Encuesta de Población Activa que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE).
En este contexto de precariedad laboral, de ERO constantes y de otros muchos que vendrán cuando acabe la cobertura de los ERTE, el Primero de Mayo volvió a tomar las calles, con contención por la Covid, para exigir que los platos rotos de esta nueva destrucción de empleo y desaceleración económica no los paguen los trabajadores. Para que esto sea posible, empresas y trabajadores deberán adaptarse al mundo postpandemia que se avecina y que tiene en el teletrabajo, la reindustrialización y las energías alternativas y la innovación tecnológica sus grandes pilares, sin olvidar en las comarcas de Lleida el gran poder económico que ha demostrado en esta depresión sanitaria el sector agroalimentario.
Lo fundamental, una vez la Covid no obligue a restricciones, es aprovechar los fondos europeos para no dejar caer a sectores que están en precario y activar los que son ahora emergentes. Las oportunidades que ofrecerán estas ingentes cantidades de dinero no deben repartirse solo entre las grandes empresas, de cuyo futuro dependen miles de trabajadores, sino que han de abrirse y han de poder llegar a las pequeñas y medianas empresas, que sustentan otros tantos miles de puestos de trabajo.
La transparencia del reparto y la equidad en otorgarlos es obligatoria. Además, el gobierno español y el catalán han de iniciar de forma inmediata una campaña de promoción con las herramientas para acceder a ellos.
Además, las administraciones han de poner todos los mecanismos que estén a su alcance para compensar a servicios y hostelería, que son los que más padecerán para superar la pandemia. El teletrabajo, implantado en 24 horas en miles de empresas, ofrece también grandes oportunidades para la conciliación de la vida laboral y familiar, y la descongestión viaria y los índices de productividad logrados en un año de coronavirus demuestran que es una herramienta a mantener y potenciar en el futuro.
Por último, los sindicatos reivindicaban también ayer en Catalunya la formación inmediata del nuevo ejecutivo, para poder impulsar todas las medidas y acuerdos necesarios para que la salida de la crisis sanitaria no deja unas bolsas insostenibles de parados y, por tanto, de marginación económica y social. No se puede perder tiempo.
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