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La primera noche de la nueva normalidad, después de que decayera el estado de alarma y quedase sin vigencia el toque de queda con el que convivimos largos meses, dejó imágenes preocupantes, aunque también esperadas, en numerosas ciudades, entre ellas Lleida. En Barcelona fueron miles de personas las que salieron a la calle y, en el caso de la capital del Segrià, decenas de jóvenes, muchos de ellos sin respetar las distancias y sin mascarillas, se concentraron de madrugada en la canalización, repitiéndose situaciones como las vistas dos días antes, con la celebración de la fiesta mayor de la Universitat.

La Guàrdia Urbana, según fuentes oficiales, optó por no intervenir para evitar males mayores, puesto que su actuación podía haber acarreado la dispersión de los allí reunidos por toda la ciudad. En primer lugar y aunque nos pese, cabe señalar que este tipo de aglomeraciones eran más que previsibles después de meses de encierro para una franja de la población en la que el contacto social es básico.

Además se unía el hecho de que Lleida también está de fiesta hasta mañana y el último concierto del sábado se prolongó más allá de las 22.00 horas, cuando entraba en vigor el último toque de queda que expiró a medianoche. Dicho esto, es necesario evitar que situaciones como estas se repitan, tanto por el bien de estos jóvenes como por las consecuencias que podrían tener sus posibles contagios entre los mayores que les rodean.

Por ello, cabe apelar de nuevo a la responsabilidad de todos, sea cual sea su edad, para encarar esta nueva etapa marcada por una mayor permisibilidad. Las autoridades sanitarias no se cansan de repetir que seguimos en pandemia y, pese al gran número de personas vacunadas, no hemos llegado a lo que se considera inmunidad de rebaño.

Así, cabe esperar que, después del desenfreno de esta primera jornada sin límites horarios, impere la responsabilidad y seamos todos conscientes de la importancia de nuestros actos. Como decíamos ayer, es hora de no bajar la guardia porque hemos avanzado mucho en la lucha contra la Covid y no podemos permitirnos recaídas de consecuencias incalculables.

¿Quedamos para cenar?

Después de cuatro largos meses, podemos volver a hacer uso de esta pregunta tan socorrida y habitual para la mayoría. Restaurantes y bares pueden abrir de nuevo, de momento hasta las 23.00 horas, con lo que reestrenan la franja horaria de las cenas, vital para la recuperación de uno de los sectores económicos más castigados por los efectos de la pandemia.

La hostelería ha demostrado en todo momento su responsabilidad cumpliendo las medidas anti-Covid y como prueba están los bajos índices de contagio detectados en estos locales. Seguro que seguirá así.

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