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La vacunación contra la Covid ha alcanzado desde hace unas semanas la velocidad de crucero. Alrededor de un tercio de los leridanos ya han recibido la primera dosis, y uno de cada 6 ya tiene la pauta completa, ya sea con las dos o con una en el caso de las personas que se habían infectado del virus.

Como explicábamos ayer, Lleida está a la cabeza de Catalunya en nivel de inmunización, pero los porcentajes no difieren mucho, como tampoco en el conjunto de las comunidades autonómicas de España. A nivel de la Unión Europea, hay más disparidades debido a las distintas estrategias que han adoptado los países, como por ejemplo espaciar más la segunda dosis de algunas vacunas para poner más de primeras, pero salvo Croacia, Letonia y Bulgaria, las diferencias no son muy apreciables.

La UE inició la campaña de inmunización la última semana de diciembre de forma coordinada, en lo que fue una forma de reforzar su imagen de cara a la ciudadanía. Los problemas de suministro que surgieron poco después, principalmente con la compañía AstraZeneca, volvieron a poner en el disparadero a la Comisión Europea, especialmente porque contrastaban con el elevado ritmo de vacunación en los Estados Unidos o el Reino Unido.

Llegó a decirse que a los británicos les había salido a cuenta el Brexit y, en abril, las críticas arreciaron todavía más cuando Alemania, el principal estado de la Unión, anunció que planeaba comprar a Rusia 30 millones de dosis de la vacuna Sputnik, que todavía no ha sido autorizada por la Agencia Europa del Medicamento. Pero las aguas volvieron de inmediato a su cauce tras la llegada de nuevas grandes remesas, buena parte de ellas de Pfizer-BioNTech, y ahora parece que el suministro está garantizado de cara a las próximas semanas y meses.

Está claro que la gestión de las autoridades europeas en este y otros ámbitos es mejorable. Sin embargo, hay que concluir que de momento el balance de la campaña de vacunación es aceptable, y también hay que preguntarse si realmente la mayoría de los 28 países miembros estarían en condiciones de haberla acelerado más disponiendo de un mayor número de dosis si cada uno hubiera negociado por separado con las compañías farmacéuticas.

De hecho, la experiencia de los meses previos, cuando cada país afrontó por su cuenta la pandemia, incluso en la UE, no dejó en buen lugar a la gran mayoría de los gobiernos. En un mundo cada vez más global, la cooperación a nivel internacional se hace cada vez más indispensable.

Y, como prueba, solo hay que remitirse a que políticos y empresarios de Lleida, Catalunya y España fían el grueso de la capacidad de recuperación económica tras la crisis provocada por la Covid a los fondos europeos Next Generation. La mejor muestra, la jornada del viernes en la que las instituciones de Lleida expusieron proyectos para crea.

r 6.000 empleos.

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