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EDITORIAL

Recuperar el diálogo sobre el albergue

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Después de la tensión vivida hace nueve días en la Llotja tras la reunión fallida del alcalde con los opositores a la construcción del albergue en Pardinyes, es imprescindible aplacar los ánimos y buscar cauces de diálogo para llegar a una solución consensuada. En teoría, podría ser una buena fórmula la audiencia abierta anunciada ayer por Pueyo en el pleno de la Paeria, antes de que se rechazara una moción presentada por la plataforma en defensa de una residencia en Pardinyes, y seguramente hubiera tenido que ser el primer paso también antes de tomar ninguna decisión.

Empezar debatiendo, analizando, negociando e incluso ofreciendo alternativas si hacía falta antes de tomar una decisión y no al revés, tomar la decisión como se ha hecho y buscar ahora una fórmula para corroborarla, porque no se ha concretado quién formará parte de la comisión de trabajo, quién participará en la audiencia abierta y si las conclusiones a las que se llegue serán vinculantes para la Paeria. De entrada, ya hay versiones contradictorias porque, según el alcalde, la regidora Sall ha hecho hasta diez reuniones para tratar este tema, mientras que el portavoz de la plataforma opositora asegura que el gobierno municipal ha suspendido en dos ocasiones la reunión que tenían convocada con el alcalde.

Si las dos partes reclaman diálogo parece absurdo que no se hayan reunido, y están obligados a hacerlo por el bien del barrio y de la ciudad. Dicho esto, parece evidente que la ciudad necesita una infraestructura para atender a temporeros y personas sin hogar, que no pueden depender de la buena voluntad de entidades religiosas o caritativas, y a las que tampoco podemos dejar que duerman a la intemperie.

Tampoco es solución alojarlos como se ha hecho los últimos veranos en uno de los pabellones de la Fira, porque no cumplen las condiciones necesarias y están destinados a otro fin. Puede entenderse que se optara por el pabellón como una solución de urgencia ante una emergencia, pero la provisionalidad no puede mantenerse.

Puede y debe debatirse si la solución adecuada es un albergue u otras propuestas, pero algo tiene que hacerse, y el equipo de gobierno está en su derecho de optar por un modelo determinado y decidir su ubicación, pero haría bien en consensuarlo y conseguir los máximos apoyos. De la misma forma, tienen derecho los vecinos de Pardinyes a exigir la residencia que se les prometió y que también es una necesidad del barrio, pero hay que buscar la compatibilidad de las dos infraestructuras y la reivindicación de una no tiene que significar el rechazo al albergue.

Es evidente que se hubiera podido gestionar mejor el tema, con un debate previo, unas explicaciones más exhaustivas y una posible negociación, pero aún están a tiempo todas las partes de sentarse en la misma mesa, demostrar su buena voluntad y hacer que la audiencia abierta sea efectiva..

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