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Después de catorce meses de zozobra, se acumulan las buenas noticias sobre la pandemia y, después de prácticamente un año, hemos podido destacar que el lunes fue el primer día en que Catalunya no registraba ningún muerto por coronavirus. Es el dato de un solo día, pero es significativo que la mortalidad ha descendido un 90 por ciento en los últimos cinco meses, que los hospitalizados en Lleida se han reducido a 41 pacientes y que solo siete continúan ingresados en la UCI y, paralelamente, la detección de nuevos casos se encuentra en los índices más bajos del último año con 168 nuevos casos en nuestras comarcas en la última semana y un índice de rebrote por debajo de cien, que nos colocan ya fuera de los indicadores de la OMS para considerarnos en pandemia.

En consecuencia, avanzamos hacia la normalidad, se plantea eliminar la obligatoriedad de la mascarilla en espacios públicos para finales de junio o principios de julio, se prevé el levantamiento de las restricciones para viajeros internacionales y, si no se quiebran las previsiones, podemos empezar a preparar un verano de normalidad, aunque la prudencia recomiende mantener las precauciones sanitarias y evitar las aglomeraciones. Parece evidente que lo peor ya ha pasado y es de justicia destacar que se ha conseguido gracias al excelente funcionamiento de la campaña de vacunación y que, pese al escepticismo inicial de muchos, se van cumpliendo las previsiones de que a mediados de verano estará vacunado el 70 por ciento de la población, con lo cual se conseguirá la inmunidad grupal.

De hecho, esta semana se ha recibido en Lleida un récord de vacunas con 31.900 nuevas dosis y ayer se confirmó que el segmento de población de 40 a 49 años empezará a vacunarse en dos semanas y que también en el sector agrario la vacunación a temporeros permite descartar que se repitan este año los problemas que padecimos el pasado. Buenas noticias sanitarias que ahora tienen que traducirse al ámbito económico para que las ayudas comunitarias lleguen a las pymes y los autónomos, para que puedan levantarse los ERTE y para que la normalidad vuelva también a las empresas.

El riesgo de no hacer nada Es buena noticia que el presidente de la Generalitat se entreviste esta semana con el presidente del Gobierno español y es positivo que Sánchez se mantenga firme en la defensa de los indultos, que han concitado la oposición de la derecha española y del independentismo más radical. Cuando hay un conflicto, tan peligroso es no hacer nada porque no se solucionará solo, como pedir lo imposible porque equivale a dejar las cosas como están y que se sigan pudriendo.

Para solucionarlo, hay que hablar y negociar aunque se parta de puntos muy dispares..

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