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EDITORIAL

La renovación urgente del poder judicial

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El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, reivindicó ayer la independencia judicial y se mostró muy duro a la hora de defender que la justicia “nunca ha sido un obstáculo para la paz”, ni siquiera cuando se intentó contraponer la concordia frente a los indultos de los líderes del procés, dijo, y la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que reclamó quede al margen de la lucha partidista.

Tras mostrar su respaldo a la labor de los jueces, en general, y del Supremo, en particular, al impartir justicia, como “instrumento fundamental para salvaguardar el orden público y por ende la convivencia pacífica entre los ciudadanos”, pidió que el Consejo desaparezca del escenario de la lucha partidista y que las fuerzas políticas concernidas, con “patriotismo constitucional” y generosidad, alcancen en las próximas semanas el acuerdo necesario para la renovación. Solo podemos estar de acuerdo con Carlos Lesmes en la urgente necesidad de renovar el poder judicial porque no hacerlo sí es un flagrante incumplimiento de la Constitución española que tanto invoca.

Que el Supremo ha sido y es un gran contrapoder al legislativo es del todo evidente, como así se lo han hecho llegar diversos informes internacionales de mayor rango.

Cargar contra los indultos otorgados por el Gobierno español a los líderes del procés, como hizo ayer, no solo contraviene las propias leyes, que los contemplan y avalan en la gran mayoría de casos en que no hay delitos de sangre de por medio, sino que es una intromisión más en el proceso de diálogo que quiere auspiciar el ejecutivo para resolver el problema con Catalunya. Que algunos estamentos de la judicatura y del PP quieren seguir haciendo política desde la trastienda y el poder que les dan las togas está reconocido por varias grabaciones que han visto la luz, y Carlos Lesmes lo que debe hacer es forzar esta renovación que lleva esperando 3 años y que perjudica seriamente a toda la Justicia española.

Sin escrúpulos Que el propietario de un piso en Pardinyes haya tenido la desfachatez de cobrar el alquiler a una familia del barrio, mientras él no pagaba la hipoteca por el inmueble al banco, es de una carencia de escrúpulos incalificable y por supuesto es una buena noticia que la PAH haya podido parar el desahucio instado por la entidad financiera, de la que él era el deudor.

Evidentemente existen muchas causalidades en cada desalojamiento y también hay pequeños propietarios muy perjudicados por impagos de vulnerables, pero el caso que nos ocupa requiere una solución porque bajo ningún prisma estos inquilinos pueden ser los perjudicados..

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