EDITORIAL
La salud mental debe ser una prioridad
El conseller de Salud, Josep Maria Argimon, anunció ayer la puesta en marcha de 52 equipos en dos años para atender a domicilio a niños y jóvenes con problemas de salud mental.
Es un paso adelante para un ámbito que continúa estando en segundo plano dentro de la atención sanitaria, a pesar de que cada vez es más evidente que las patologías mentales deben tener el mismo trato que las físicas. Y más cuando la pandemia del coronavirus ha hecho aumentar notablemente su incidencia.
Según la encuesta de salud de Catalunya, nada menos que un 13,7% de mujeres de más de 15 años padecían el pasado año depresión mayor o severa, 4 puntos más que en 2019, mientras que un 10,6% de los niños de 4 a 14 años tenían probabilidad de sufrir algún problema de salud mental, tres puntos más que el año anterior.
Además, el número de atenciones en los centros de Salud Mental y Juvenil se dispararon, al igual que en las urgencias de psiquiatría. Otro punto que llama la atención de esta encuesta es que constata que las condiciones socioeconómicas tienen un impacto directo en la salud mental, ya que los niños susceptibles de sufrir este tipo de patología son un 13,5% en familias pobres y solo el 6% en las más acomodadas.
Por eso el conseller Argimon insistió ayer en que este ámbito no puede abordarse únicamente desde la sanidad y abogó por un “acceso a vivienda digna, acceso al trabajo digno y la igualdad de oportunidades en la educación”.
Es un buen mensaje, que choca con la incapacidad que demuestran los gobiernos de todo signo a nivel local, autonómico, estatal y europeo para llevarlo a la práctica. La crisis económica de hace más de una década tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la actual a causa de la pandemia no han hecho otra cosa que hacer crecer la desigualdad social e incrementar de forma muy significativa el volumen de personas pobres, y ya se sabe que la pobreza es uno de los principales enemigos de la salud, tanto física como sobre todo mental.
Digitalización sin formación Vivimos en una sociedad cada vez más digital y la pandemia ha acelerado todavía más esta tendencia.
Mucha gente se ha lanzado a hacer vida social, comprar y a tramitar todo tipo de gestiones por internet sin haberlo hecho antes nunca y sin haberse informado lo suficiente o haber recibido una formación mínima. Esto facilita la labor de los ciberdelincuentes, como lo demuestra el hecho de que el año pasado se duplicaran en Lleida las denuncias por este tipo de delitos.
Además, es muy preocupante el aumento de casos de ciberacoso contra menores.
A veces se dice que internet es una selva, y la mejor forma de evitar sus peligros es con formación..