EDITORIAL
El problema de la falta de mano de obra
La hostelería de Lleida necesita unos 1.500 empleados más para esta campaña de invierno en el Pirineo y tiene grandes dificultades para encontrarlos. La falta de mano de obra en este sector no es una novedad, ya que, a medida que se han ido relajando las restricciones por el coronavirus y la actividad ha vuelto a ser la habitual, numerosos establecimientos han tenido muchos problemas para cubrir plazas de camareros o cocineros. Las causas son diversas.
Una es que trabajadores de restaurantes y bares que tuvieron que dejar su actividad a causa de los cierres por la pandemia optaron por buscar otras alternativas laborales. Otra es que parte de estos empleos son temporales, lo que obliga a buscar otras alternativas para el resto del año. También hay que tener en cuenta que, en general, el nivel de los salarios es bajo, por lo que en algunas zonas, como por ejemplo la Val d’Aran, al trabajador casi no le sale a cuenta irse allí y tener que pagar el alquiler de un piso, que además es elevado.
Hay otros factores, como por ejemplo el sacrificio que supone trabajar todos los días festivos y en horarios intempestivos. El de la hostelería no es el único sector con este problema. Tal como damos cuenta en nuestra edición de hoy, ocho de cada diez empresas tienen dificultades para cubrir empleos y un 9% acaban quedando vacantes.
El bajo sueldo para algunos de ellos o tener que hacer turnos con horarios cambiantes son algunos de los motivos que explican la falta de candidatos, así como el déficit de titulados de FP en algunas especialidades. La paradoja es que esto sucede cuando hay más de 20.000 leridanos desempleados y, en términos relativos, el nivel de paro es mayor en el resto de Catalunya. Siempre puede pedirse a las empresas que hagan un esfuerzo para pagar mejores salarios y a los trabajadores que se adapten a las condiciones del mercado, pero la solución requiere de una visión global.
Si faltan titulados de FP de algunas especialidades, hay que tomar medidas para potenciarlas; o si el precio de la vivienda supone un obstáculo, hay que facilitar alternativas asequibles. Y además, esta realidad demuestra que el discurso por parte de nuestros gobernantes, que tantas veces hemos oído en los últimos años, de que hay que cambiar el modelo productivo en pro de actividades con más valor añadido solo son palabras vacías.
Bullying en aumento
Las denuncias de acoso escolar han aumentado en lo que va de año, tanto por casos presenciales como a través de las redes.
Los Mossos han reforzado sus charlas en escuelas e institutos para animar a que los alumnos rompan el silencio contra estas conductas, pero también es necesario que familias y docentes tengan un papel activo contra el bullying.