EDITORIAL
El lío de las torres de la Llotja
Después de muchos tiras y aflojas, de replanteamientos del proyecto, de reducirse su envergadura y hasta de que caducaran las licencias y se aprobaran prórrogas, todo apunta a que uno de los proyectos urbanísticos de la ciudad más ambiciosos, las torres de la Llotja, queda descartado y no hay previsión de que se construyan. De hecho, Metrovacesa, la promotora de los edificios emblemáticos, y la Paeria ya están negociando una solución al problema. La iniciativa se gestó cuando Àngel Ros era alcalde con el objetivo de dotar a la ciudad de un palacio de congresos, la Llotja, que se financiaría con la construcción de dos torres de viviendas que estaban llamadas a modificar el skyline de la ciudad y se convocó el correspondiente concurso adjudicándose los terrenos del antiguo mercado de los pagesos de Pardinyes por 49,5 millones de euros en 2007, un precio que ya se consideró caro en pleno auge de la burbuja inmobiliaria.
Se construyó la Llotja que se inauguró tres años más tarde, pero las obras de las torres no arrancaron por el estallido de la crisis inmobiliaria y la adjudicataria inicial, Cerbat, que ya estaba participada por una inmobiliaria de Caixa Catalunya, pasó después a ser controlada al cien por cien por la entidad bancaria, cuyos responsables tuvieron que asumir una investigación judicial que acabó archivada en 2018. Tras diversos cambios en los que también intervino la Sareb y a consecuencia de las fusiones bancarias, el solar acabó en manos del BBVA que en 2017 solicitó la licencia de obras con un proyecto diferente. Tampoco salió adelante y traspasó la propiedad del solar a Metrovacesa, que obtuvo una nueva licencia con un nuevo proyecto y empezó obras en 2019, rápidamente paralizadas por un problema con el tendido eléctrico y que ya no ha reanudado.
Ahora negocia con la Paeria la reversión de los terrenos, que según el pliego de condiciones firmado en su día debería ser gratuita en caso de no haberse construido en un plazo de tres años, “resolviendo unilateralmente el contrato con la reversión a su favor de la finca vendida”. El problema es que un informe jurídico encargado ya en 2017 alertaba de que la propietaria del solar podía recurrir a los tribunales y en virtud de la jurisprudencia existente podría anularse la cláusula de reversión y obligar a reintegrar parte de lo cobrado por la venta. Ahora se ha encargado otro informe y se negocia con la promotora para buscar una solución amistosa, pero lo único claro de momento es que las torres no van a construirse y habrá que ver como acaba la negociación para valorar si la Paeria hizo un buen negocio al conseguir la Llotja gratis y recuperar después los terrenos, o no tan bueno si tiene que acabar pagando por la reversión o bien si acepta una modificación del proyecto para hacerlo más viable.
Todo un lío que refleja cómo el estallido de la burbuja inmobiliaria acabó con proyectos tan ambiciosos.