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Con los indicadores de la pandemia al alza, pero con una situación sanitaria todavía controlada, todo parece apuntar a que mañana el Govern aprobará que el certificado Covid, que ya se exige para acceder a locales de ocio nocturno, se extienda a otros sectores, como la hostelería. Se trataría de una medida para contener la que sería la sexta ola en Catalunya (la séptima en Lleida) sin tener que recurrir a cierres ni confinamientos que, amén de ser muy impopulares después del agotamiento que suponen casi dos años de pandemia, pondrían en jaque a una economía maltrecha. De hecho, los propios empresarios de la hostelería siempre se han mostrado partidarios de establecer esta medida para ofrecer garantías sanitarias a clientes y empleados y evitar nuevos cierres.

Para las comarcas de Lleida, el llamado pasaporte sanitario sería un balón de oxígeno para garantizar una buena ocupación turística durante el macropuente de diciembre. Además, desde el punto de vista sanitario, sería un estímulo para incentivar la vacunación de aquellos indecisos que, sin ser negacionistas, han ido aplazando la inmunización bien sea por dudas o por miedo al pinchazo. Así ha ocurrido en Francia, donde la implantación de la medida, aunque muy protestada, se tradujo en colas en los centros de vacunación.

La directora del Servei Català de la Salut (CatSalut), Gemma Craywinckel, incluso se mostró ayer partidaria de pedir el pasaporte para acceder a todos los espacios cerrados: restaurantes, bodas, fiestas, teatros, cines.. Matizó que se trataba de una “opinión personal”, pero no deja de ser significativa. De momento, todo indica que se empezará por la hostelería, pero que podría acabar aplicándose en cualquier espacio interior en el que se acumule mucha gente.

Craywinckel lo justificó en una entrevista en TV3 argumentando que desde el verano habían decaído medidas anti-Covid como el uso de la mascarilla, la distancia social o el lavado de manos. Y que esta realidad se agravaría con el frío porque la mayoría de actividades se llevan a cabo en lugares cerrados. Ante esta situación, la “altísima” capacidad de contagio de la variante Delta y el repunte de casos, el pasaporte sanitario es una medida necesaria.  En caída libreJornada esperpéntica ayer en el Camp d’Esports.

El Lleida perdió 0-1 ante el Terrassa, pero la derrota no dolió tanto como la constatación de que el club es un barco sin capitán que se hunde sin remedio. Un grupo de aficionados invadió el palco –vacío– y al acabar el partido un buen número de espectadores saltó al campo pacíficamente para aplaudir a una plantilla que no cobra. También protestaron los jugadores de base.

Mientras, durante el partido ni siquiera funcionó el marcador ni la megafonía.

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