Suben precios, baja el poder adquisitivo

En noviembre los precios han vuelto a subir según el dato avanzado por el Instituto Nacional de Estadística y nadie se escandaliza, ni anuncia medidas, pese a que la inflación interanual ha llegado al 5,6 por ciento en una escalada que no tiene parangón en los últimos 29 años. No faltan explicaciones para justificarlo que van desde el encarecimiento de los precios de la luz, ayer cuatro veces superior al del mismo día del año pasado, y de los carburantes, a los problemas de abastecimiento que se atribuyen a la caída de producción de algunos productos durante la pandemia y el aumento de la demanda y de los precios con el inicio de la recuperación, y finalmente al incremento del consumo tras la pandemia y en vísperas navideñas, que es habitual en los meses de noviembre y diciembre, pero nadie anuncia medidas. Los gobiernos europeos parecen resignados a la espiral de subidas en el sector eléctrico o el de carburantes e incapaces para introducir un mínimo control, pese a los segmentos horarios anunciados o las medidas fiscales aprobadas, y los únicos mensajes de los expertos del Banco de España o del Banco Central Europeo son confiar en que los precios se normalicen en 2022 y que estas tensiones inflacionistas son transitorias.

Buenas palabras pero ninguna medida, mientras quienes pierden poder adquisitivo cada mes son los trabajadores, los pensionistas y también los ahorradores. Y a estos sectores sí que les piden paciencia desde las instituciones advirtiendo que una subida de salarios puede multiplicar la inflación y perjudicar la recuperación de la economía, como si la escalada de precios eléctricos no la complicara aún más. De momento, la inflación interanual está en un 5,6 por ciento, y con perspectivas de seguir subiendo, mientras que las pensiones solo aumentarán un 2,5 el 1 de enero más la “paguilla” compensatoria y que las revisiones salariales aún tienen que negociarse, aunque la patronal ya ha dicho que tendrán que ser inferiores al IPC como piden los sindicatos.

El resultado previsible será más pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores, mientras los oligopolios eléctricos o de carburantes seguirán imponiendo precios al alza.Una solución para el Lleida

La agonía del Lleida Esportiu parece irreversible con un vacío absoluto en la dirección de la entidad, que ha desaparecido totalmente sin dar la cara ni para justificar las alegaciones presentadas a última hora, y una debacle deportiva que le ha llevado a puestos de descenso. Mañana tiene que pronunciarse la AFE ante las denuncias por impago de los futbolistas y, antes de que el club se vea condenado a la desaparición, sus propietarios deberían dar un paso al lado y dejar que otros gestores intenten recuperarlo.