EDITORIAL
Prevención contra la ciberdelincuencia
Las nuevas tecnologías han cambiado nuestra forma de vida. Para los jóvenes resultaría inimaginable vivir en un mundo donde no hubiera teléfonos móviles, a pesar de que hasta hace algo más de dos décadas era lo habitual. Casi todos los procesos de fabricación, sistemas de control y trámites de todo tipo dependen de la informática y los antiguos archivos de papel ya casi son historia.
La cantidad de información que se almacena en la red es ingente, igual que el número de gestiones que se hacen a través de ella que incluyen datos personales, como por ejemplo trámites administrativos, compras o traspaso de dinero entre cuentas. Esto hace que sea comprensible la escalada de la denominada ciberdelincuencia, que en los últimos años ha sufrido una notable transformación. Hace un tiempo, estaba protagonizada por piratas informáticos cuyo objetivo era encriptar los archivos del sistema de un particular, empresa o institución sin una finalidad concreta.
Ahora, cada vez son más frecuentes los ciberataques que tienen como objetivo hacerse con datos sensibles de personas, empresas o instituciones para pedir un rescate a cambio, para poder acceder al dinero de cuentas bancarias o para suplantar su identidad, entre otro tipo de delitos. Al igual que el conjunto de la sociedad, los delincuentes se adaptan a los avances tecnológicos. Resulta más fácil obtener una gran cantidad de dinero de esta forma que atracando un banco, un comercio o un particular y, por si fuera poco, con menos probabilidades de acabar detenido.
Esto hace que sea necesario reforzar la seguridad de todos los sistemas informáticos, pero también hay que hacer un llamamiento para que todos seamos conscientes de que debemos seguir determinadas normas a la hora de utilizar los servicios informáticos. Seguro que muchos hemos facilitado nuestros datos personales e incluso bancarios a webs o mails cuya fiabilidad no podemos garantizar al cien por cien y tampoco nos preocupamos demasiado por el nivel de protección de nuestro ordenador. Al hacerlo, estamos expuestos a ser víctimas de algún ciberdelincuente.Un club en demoliciónEl Lleida Esportiu vivió en el partido de ayer un nuevo episodio dantesco, sin ningún control de acceso al Camp d’Esports, por lo que la entrada fue libre, y sin ningún tipo de servicio de seguridad.
La Paeria tiene previsto decidir en el pleno a finales de este mes la rescisión del convenio de uso del campo, pero es hora de preguntarse si quizás no habría que actuar con más urgencia, porque la imagen que está dando el club más representativo de la ciudad es sencillamente lamentable y sus propietarios se están riendo de los aficionados y las instituciones.