EDITORIAL
Solidaridad ciudadana y mundial contra el virus
Catalunya volvió a registrar ayer cifras récord en algunos indicadores de la pandemia en plena sexta ola (que en Lleida ya es la séptima), con el riesgo de rebrote alcanzando los 4.215 puntos. Es cierto que, en general, la variante ómicron del virus, que ya se ha convertido en mayoritaria, genera infecciones más leves que las anteriores, en buena parte también gracias al gran nivel de vacunación de la población. Sin embargo, no hay que bajar la guardia.
Actualmente, un total de 1.671 catalanes están hospitalizados por Covid y 443 de ellos están ingresados en la UCI. Estos números son suficientes para desmentir a los que dicen que es poco más que un constipado. Por ello es necesario apelar una vez más a la responsabilidad de la ciudadanía para evitar en la medida de lo posible conductas de riesgo que facilitan los contagios, pensando sobre todo en colectivos como los enfermos crónicos, las personas de mayor edad o las inmunodeprimidas, entre otros, que tienen muchas más posibilidades de sufrir una infección grave.
Además, hay que volver a insistir en la necesidad de que los países más ricos del planeta actúen con generosidad y faciliten vacunas a los más pobres. Esta es una pandemia global que hay que abordar también de forma global. Aquí estamos recibiendo la dosis de refuerzo de la vacuna cuando en muchos países el porcentaje de población que ha recibido la primera dosis es ínfimo.
Corregir este desequilibrio no solo es una cuestión de índole solidaria, a pesar de que esta ya debería ser suficiente, sino también sanitaria. Mientras la vacunación no avance en todo el mundo, habrá riesgo de que el virus sufra nuevas mutaciones que escapen del efecto de las vacunas, con las consiguientes nuevas olas que implicarán más hospitalizaciones y muertes incluso en los países que hayan administrado dosis extras a su población. El mundo es cada vez más pequeño, por muchos controles fronterizos que haya en algunos puntos, la movilidad es muy alta y el virus no entiende de fronteras, como ha quedado probado con la variante ómicron, que se extendió a todo el planeta solo unos días después de que se notificara su aparición en el sur de África.
Veinte años del euro
Y hablando de interrelación global, con la entrada del nuevo año se cumplió el vigésimo aniversario de la puesta en circulación del euro, moneda que ahora usan unos 340 millones de habitantes de 19 países de la Unión Europea. Al hacer balance, hay que destacar su consolidación; ha habido momentos mejores y peores, como la rigidez impuesta durante la gran crisis, pero lo cierto es que en general es satisfactorio y marca el camino que la UE debería aplicar en otros ámbitos para una mayor integración.