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Fácil no es, pero imposible tampoco. Ni Alcarràs ni las comarcas de Lleida pueden permitirse perder un patrimonio como la Casa Vallmanya, no solo por su valor arquitectónico, que lo tiene, ya que es obra de Agapito Lamarca, autor de la Maternitat o de la fachada de Blondel de la Paeria. Lamarca proyectó esta imponente construcción, pero además de ser su arquitecto fue su propietario y a su muerte en 1897 la legó a su hija Eugènia, casada desde 1888 con Francesc Macià, futuro presidente de la Generalitat.

El matrimonio Macià-Lamarca convirtió esta finca en su particular refugio, pero, ochenta y nueve años después de la muerte del político, la propiedad se cae a pedazos y ha surgido un movimiento ciudadano que apremia a las distintas administraciones para que restauren el inmueble. El principal escollo es que la Casa Vallmanya no es de titularidad pública, por lo que el ayuntamiento de Alcarràs debería adquirirla. La Diputación y el departamento de Cultura se comprometen a aportar 300.000 euros a partes iguales en dos anualidades si el ayuntamiento formaliza la compra, pero el alcalde de Alcarràs, Jordi Janés, de Junts, no lo ve claro.

Cree que este importe “se queda corto” dado el deterioro del inmueble. Y mientras las posiciones políticas se mantienen enrocadas, ayer se celebraron las jornadas Passat, present i futur de la Casa Vallmanya, organizadas por el Centre d’Estudis Comarcals del Segrià y la Plataforma Salvem Casa Vallmanya, en las que pusieron sobre la mesa ideas para que este inmueble, lejos de ser un lastre, sea una oportunidad. Así, el historiador Marc Macià desveló un proyecto para crear una Ruta Macià, que no solo transcurriría por Vallmanya, sino que reivindicaría el legado del expresidente por las comarcas leridanas: el depósito de agua de Puigverd de Lleida, que diseñó como ingeniero en 1893, antes de entrar en política, y que fue el primero de hormigón armado del Estado; el Pont Vell de Seròs, la Fàbrica Viladés a Alfarràs, que también construyó Macià y, como colofón, el Espai Macià de Les Borges Blanques, donde se mantiene viva la memoria del president, que, aunque nació en Vilanova i la Geltrú, era originario de Les Garrigues.

Una buena iniciativa que puede ayudar a desencallar la compra y restauración de la Casa Vallmanya.

Una buena solución

Bellvís se ha convertido en la primera localidad de Lleida en tener un cajero automático en su oficina de Correos. Esta población del Pla d’Urgell ya tiene entidades bancarias, pero para los municipios que se han quedado sin este servicio la posibilidad de que sus vecinos puedan sacar efectivo sin tener que desplazarse en coche se ve con muy buenos ojos.

Esperemos que cunda el ejemplo.

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