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A medianoche de hoy acaba el plazo para que se presenten las catorce firmas que deberían avalar una posible moción de censura contra el alcalde Pueyo y, salvo sorpresa de última hora, no ha habido acuerdo entre los heterogéneos grupos que forman la Paeria para avalar una alternativa al actual equipo de gobierno. Era lo previsible a tenor de la aritmética municipal y que una posible moción de censura tenía que agrupar, junto a los socialistas, desde los concejales del PP o los elegidos en la candidatura de Ciudadanos más otro no adscrito elegido en las filas de JxCat a los ediles del Comú que habían formado parte del equipo de gobierno y que mantienen discrepancias de fondo con el PSC en temas como Torre Salses. Desde el primer momento se antojaba una coalición tan imposible como inestable y, a pesar del vaivén de las negociaciones abiertas, nunca se ha visto realizable, como, por otra parte, ha sucedido en otros consistorios como Barcelona, que han recurrido a esta vía indirecta para aprobar los presupuestos municipales.

Como consecuencia de esta falta de candidatura alternativa, los presupuestos presentados el pasado mes de diciembre quedan automáticamente aprobados y se puede recuperar la dinámica municipal con unas cuentas más expansivas y una mayor inversión tras un mes de paralización. Queda en el recuerdo por una parte que el alcalde Pueyo perdió una moción de confianza, pero también ha quedado patente que el jefe de la oposición, Fèlix Larrosa, no ha podido conseguir los catorce votos que necesitaba para relevarle, y queda un consistorio en el que, sin moción de censura, hay más votos en contra de los presupuestos y del mismo alcalde que a favor. La situación se traducirá en un panorama de inestabilidad, que obligará al equipo de gobierno a buscar apoyos puntuales, por la derecha o por la izquierda, o a negociar consensos más amplios con los socialistas.

Algo que se antoja complicado teniendo en cuenta que solo faltan un año y cuatro meses para las elecciones y que todo se mira ya en clave electoral. Pero la ciudad necesita un impulso que ojalá llegue con los presupuestos.Reforma laboral contra relojLa reforma laboral negociada por el Gobierno con patronal y sindicatos tiene que convalidarse en el Congreso el 3 de febrero, pero el ejecutivo de momento no cuenta con los votos suficientes porque, en el llamado bloque de investidura, el PNV y ERC exigen la prevalencia de los convenios autonómicos y el Gobierno no quiere tocar ni una coma. Puede buscar el apoyo de Ciudadanos, que se muestra favorable, pero representaría un cambio de socios que ni gusta a Podemos ni a Sánchez.

Se acabará negociando con prisas y contra el reloj.

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