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La patronal CEOE se ha opuesto por unanimidad a la propuesta de Gobierno y sindicatos de subir el salario mínimo interprofesional a mil euros por entender que la subida compromete el futuro de pequeñas empresas y autónomos en unos momentos de incertidumbre económica, con incremento de costes para las empresas y sin que se haya concretado la recuperación económica tras la pandemia. Se oponen a una subida de 35 euros al mes, de los 965 a los mil euros que afectaría, según los sindicatos, a 1,8 millones de trabajadores en toda España, unos 81.000 en Lleida, y habría que preguntarse si estos 35 euros mensuales pueden ser los responsables de que se frene la recuperación o entre en peligro la supervivencia de empresas, cuando se han asumido sin rechistar incrementos de costes más notables en suministros eléctricos, en carburantes o en materias primas. No parece que el sueldo de los más desfavorecidos pueda poner en peligro la viabilidad de las empresas y menos aún cuando la evolución de precios y salarios se ha traducido en los últimos años en una pérdida de poder adquisitivo y de los trabajadores y un aumento de la brecha social, de forma que los más ricos ganaban más mientras que se ampliaba el sector de los excluidos sociales y se empobrecía la clase media.

Los datos de la Agencia Tributaria muestran que entre 2007 y 2020 las nóminas de los trabajadores, incluidos los del sector privado y los del público, crecieron un 10,2 por ciento, mientras que durante el mismo periodo los precios, según el Instituto Nacional de Estadística, crecieron prácticamente el doble, el 20,3, y por lo que respecta al último año, con el impacto de la pandemia, los salarios pactados por convenio se actualizaron en un 1,5, justo la mitad que la inflación media de todo el año. En los últimos meses, la inflación aún ha subido más, alcanzando cotas de hasta el seis por ciento, por lo que una subida de 35 euros mensuales no parece ninguna barbaridad cuando estamos hablando de sueldos de 965 euros con los que se hace complicado sobrevivir. Frente a los que advierten de tensiones inflacionistas si se sube el salario mínimo, hay que recordar que ya las estamos padeciendo con sueldos bajos (el mínimo en España es el séptimo de Europa a más de 400 euros del sexto, que es el vigente en Francia, a 600 euros del que tienen en Irlanda o a mil del que cobran en Luxemburgo) y que tienen otras causas ajenas a los salarios.

Y, por otra parte, hay economistas, como los que asesoran al presidente norteamericano, Joe Biden, que dicen que la mejor fórmula para conseguir una reactivación rápida y sólida de la economía es pagar más y mejor a los trabajadores para conseguir un incremento del consumo y de la producción. Pero aquí una subida de 35 euros al mes ha provocado el rechazo unánime de la patronal, días después de que grandes empresas del país presumieran de récord de beneficios.

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