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Seiscientas mil firmas ha recogido el jubilado Carlos San Juan para reclamar una mejor atención de los bancos a la tercera edad con la campaña “Soy mayor, no idiota”, que reclama una mejor atención por parte de las entidades bancarias. De momento, es una petición para que cambien las normas y los servicios de atención al cliente ante el cierre de oficinas, la reducción de personal en los bancos y la digitalización de los servicios, que se ha multiplicado durante la pandemia, pero a la vista del éxito de la iniciativa pueden llegar nuevas actuaciones y el mismo Gobierno se ha comprometido a buscar soluciones. Llega esta petición justo después de que los cinco grandes bancos incluidos en el Ibex declararan en este 2021 20.000 millones de beneficios, la cifra más alta desde 2007, antes de que estallara la crisis financiera.

Pese a estos resultados excelentes, que llegan además tras un año de pandemia, todos siguen adelante con sus planes de reducir personal y cerrar aún más sucursales. En los últimos quince años se han suprimido más de cien mil puestos en la banca y se ha cerrado el 52,8 por ciento de las sucursales y solo durante el año pasado la gran banca española redujo el número de trabajadores en un 11 por ciento, con 12.232 empleos menos, y cerró 2.849 sucursales, un 27 por ciento de su red, y todas las entidades reconocen que durante este ejercicio continuará la misma tendencia, sin que haya previsiones de reposición de las plazas. A esta tendencia de menos sucursales y menos trabajadores se añade la digitalización de los servicios, que puede ser práctico para el sector más joven de la clientela, pero que representa un serio problema para la población de más edad, que se encuentra indefensa a la hora de reclamar servicios bancarios.

El problema es grave en las ciudades donde aún se puede recurrir a los cajeros, cada vez más saturados y con más colas, pero ya se convierte en drama en las zonas rurales donde se han quedado sin sucursales y sin cajeros, sin que la población de más edad tenga otra alternativa que recurrir a familiares o vecinos para hacer sus trámites bancarios. Los directivos bancarios se justifican diciendo que todos los sectores, empezando por las mismas administraciones públicas, se han digitalizado y defienden la búsqueda de la rentabilidad, pero olvidan que también prestan un servicio público y que la brecha digital está excluyendo a un sector importante de la población como es la tercera edad. Desde el Gobierno se anuncia un protocolo para reforzar el compromiso social y sostenible de la banca con cursos de educación financiera, mejorar la atención telefónica o dedicar unas horas específicas para atender las gestiones de los mayores, pero de momento parecen medidas más voluntaristas que efectivas que aún no se han concretado y que son urgentes para garantizar el servicio y los derechos de las personas mayores.

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