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La pandemia ha obligado al sistema sanitario a trabajar a destajo, pero a pesar del innegable sobresfuerzo de sus profesionales, la Covid-19 ha congestionado aún más las ya de por sí largas listas de espera para cirugías no urgentes. Con la sexta ola de la enfermedad (la séptima en Lleida) en fase de remisión, Salud ha alcanzado un acuerdo con las clínicas HLA Perpetuo Socorro y Vithas Montserrat de Lleida para derivar a pacientes que necesitan ser operados de cataratas o de varices y agilizar, así, las cirugías. En menos de dos meses ya se han hecho 160 operaciones de las 1.700 pendientes, casi un 10% del total, lo que ha supuesto un buen empujón.

Tanto el hospital Arnau de Vilanova como el Santa Maria tienen convenio con clínicas como Mi NovAliança para derivar operaciones y para tratamientos de cirugía interna y ahora, por primera vez en muchos años, también con la Perpetuo y la Montserrat. Aunque la sanidad pública se vea obligada a pagar la factura por estos servicios que se externalizan, los pacientes salen ganando, con la reducción de la espera. Poco a poco se vuelve a la normalidad no solo en las calles, sin la mascarilla, o en las pistas de baile, sino en los centros sanitarios.

Pero se acumula el trabajo, por lo que cualquier iniciativa encaminada a recuperar la normal actividad en consultas médicas y quirófanos es bienvenida. Nunca se han dejado de atender las urgencias, ni en los peores meses de la pandemia, pero mejorar la calidad de vida de aquellas personas que requieren un tratamiento no vital también es importante. Cuando la Covid esté definitivamente bajo control será el momento de sentarse a hablar sobre la necesidad de apostar de manera firme y decidida por la sanidad pública y revertir los efectos de los polémicos recortes que ya se arrastraban antes de la pandemia y ahora se han agudizado.

Invertir en sanidad siempre es una buena apuesta en la que, además, toda la sociedad sale ganando. Un debate inaplazable que debería ser más técnico que político. Hasta que llegue el momento, reducir las listas de espera tiene que ser una prioridad.

Tambores de guerra

Aunque este lunes el alto representante de la UE para Política Exterior, el leridano Josep Borrell, pidió “no dramatizar” la situación que se vive en Ucrania y descartó sumarse a la llamada de países como Estados Unidos, que pidieron a sus ciudadanos que evacuaran el país ante un inminente ataque ruso, ayer la Unión Europea también dio instrucciones a su personal no esencial para marcharse del país y teletrabajar desde un lugar más seguro. La invasión se da ya por hecha, aunque no se hable de evacuación.

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