EDITORIAL
Lo peor está por llegar
Así de rotundo se mostró el presidente francés Macron tras hablar con Putin durante hora y media, asegurando que la situación empeorará porque el sátrapa ruso está “plenamente determinado” a mantener su operación militar para controlar toda Ucrania. Los hechos parecen confirmar el pronóstico con desembarcos en Odessa, ciudades ocupadas y destruidas y la petición ucraniana en las conversaciones de paz reanudadas ayer de que Rusia permita habilitar corredores humanitarios. Las sanciones occidentales pueden debilitar la economía rusa, y la de Europa, pero no parecen suficientes para hacer cambiar de estrategia a Putin pese a la resistencia ucraniana y el coste humano y económico que comporta esta invasión.
Hay que buscar una negociación que ponga fin a esta barbaridad y aquí hay que volver a lamentar el triste papel que está jugando Naciones Unidas, una organización nacida precisamente para evitar estos conflictos y mediar en su resolución. Desgraciadamente no está sirviendo para nada porque Rusia tiene derecho de veto en el Consejo de Seguridad y porque la condena aprobada en la asamblea general no tiene carácter vinculante y todo indica que aunque lo tuviera Rusia haría caso omiso como ya ha sucedido con otras resoluciones sobre conflictos. Pero sí es significativo analizar las posturas expresadas en la asamblea general donde Rusia solo consiguió el apoyo de otros cuatro países, Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea y Siria, que evidentemente son poco significativos y reflejan cierto aislamiento frente a los 141 que votaron en contra.
Pero llama mucho la atención que hubo 35 abstenciones y aquí sí hay más peso geoestratégico porque entre ellos están China, que teóricamente podría hacer de mediadora, países estratégicos en su área como India o Sudáfrica, parte del lobby petrolero como Irán, los Emiratos Árabes Unidos o Venezuela y antiguos aliados ideológicos como Cuba o Nicaragua. A estos países, tristemente, parece darles igual el arrasamiento de Ucrania y se abstienen en la condena para no irritar a Putin o para no alinearse con Occidente. Que la historia les juzgue y que se revise de una vez el papel de Naciones Unidas.Archivo poco ejemplar
La Fiscalía del Supremo ha archivado la investigación al rey emérito Juan Carlos I, pero en su escrito admite irregularidades fiscales y posibles delitos de cohecho y blanqueo de capitales, además de regalos ocultos no declarados.
No tendrá que responder penalmente porque en unos casos se aplica la inviolabilidad, otros han prescrito y otros se han regularizado. Lo que no pueden devolverle y queda en entredicho es la ejemplaridad que cabe exigirle a todo servidor público por rey que sea.