La Fira de Sant Josep, referente de la agricultura

La Fira de Sant Josep de Mollerussa cerró ayer sus puertas tras haber recibido 138.000 visitantes y con un alto nivel de satisfacción por parte de los expositores, de acuerdo con los datos hechos públicos por la organización. Su celebración en las fechas tradicionales es también un signo de la vuelta a la normalidad después de que el pasado año tuviera lugar en junio y con restricciones por la pandemia de la Covid, que en 2020 había obligado a que solo pudiera ser en formato virtual. El volumen de público, la satisfacción de los expositores, las innovaciones en materia de maquinaria agrícola presentadas y el contenido de las jornadas técnicas, entre otras cuestiones, demuestran que este certamen es un referente del sector agroalimentario en Catalunya y confirma la utilidad de las ferias presenciales, a pesar del progresivo avance de la digitalización y de la aceleración de su uso a causa de la pandemia.

Una feria como la de Sant Josep facilita el contacto entre empresas y potenciales clientes, ayuda a dinamizar el territorio con el negocio que generan los participantes y visitantes y sirve de foro para debatir asuntos de interés para la agricultura, como por ejemplo la modernización de los riegos, la aplicación de las nuevas tecnologías al campo o el papel de los cultivos contra el cambio climático. Además, su importancia queda refrendada porque los propios miembros del sector, como UP y JARC, la utilizan como altavoz para sus reivindicaciones por el alza de los costes, y las autoridades, en este caso la Generalitat, como altavoz para sus propuestas.

El campo dice basta

La Fira de Sant Josep ha coincidido con un momento especialmente difícil para la agricultura y ganadería, que se enfrentan desde hace meses a un aumento desbocado de los precios de la energía, del combustible, de los productos fitosanitarios y de las materias primas, tendencia que se ha agudizado a raíz de la invasión rusa de Ucrania.

Más de 100.000 personas procedentes de toda España se manifestaron ayer en Madrid para exigir soluciones urgentes, como por ejemplo que el Gobierno central haga efectiva de forma inmediata la rebaja fiscal anunciada pero no concretada para reducir el precio de los combustibles. Es necesaria una intervención urgente a nivel estatal y europeo para aminorar el alza de los costes, porque repercutirlo en el precio de los alimentos es inviable. Como más tarden las administraciones en actuar, más inviable será la continuidad de las explotaciones familiares que siguen subsistiendo, la concentración de la producción alimentaria en pocas manos será todavía mayor y la alimentación de la población dependerá de los intereses de grandes corporaciones y especuladores.