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La Generalitat anunció el miércoles la puesta en marcha inmediata del primer plan piloto contra la despoblación rural. Empezará en los siete municipios de Les Garrigues Altes, donde se prevé una inversión de cerca de tres millones para rehabilitar viejos edificios públicos y convertirlos en un año en viviendas para jóvenes en Bellaguarda, Bovera, La Granadella, Granyena, Juncosa, El Soleràs y Els Torms e implantar fibra óptica en estos pueblos antes de que acabe 2024. El porqué se inicia este ambicioso proyecto por Les Garrigues Altes se fundamenta en que es una de las zonas que más población ha perdido: el 24,1% en 20 años.

A esta hoja de ruta de asentamiento se añadirán otros municipios del Segrià y el Alt Urgell. Se habla mucho de la Catalunya rural o de la España vacía y de la necesidad de revertir el éxodo histórico de sus vecinos hacia zonas más pobladas, sean de Lleida o de Barcelona, pero se invierte poco en hacer posible pasar de las palabras a los hechos. Las carreteras han sido el caballo de batalla de las últimas décadas, porque la distancia y las malas comunicaciones son un hándicap insalvable para muchas profesiones, pero en la actualidad, además de insistir en las infraestructuras, hay que añadir una buena conexión de internet sin la cual son inviables muchos proyectos de progreso o de teletrabajo.

Buena iniciativa, pues, la impulsada por estos municipios y la Generalitat porque tanto el Pirineo como los pueblos más pequeños de Lleida requieren actuaciones inmediatas para sobrevivir. Del mismo modo que el turismo ha devuelto la actividad económica a las comarcas de montaña, reactivando además la tradicional actividad agroalimentaria, los municipios pequeños del llano han de disponer de mecanismos para salvar su censo. La innovación, la tecnología y el alza de muchas actividades y trabajos tradicionales son el instrumento para hacerlo posible.

De este éxito depende que Lleida mantenga su peso agroalimentario y el bienestar que aporta a la vida de las personas el vivir y trabajar en un entorno natural. No todo el mundo quiere vivir en las grandes capitales, pero sin actividad económica el equilibrio es imposible.Un éxito con muchas madres

El récord histórico de asistencia de público a un partido de fútbol femenino que logró anteayer el Barça en el Camp Nou es un éxito que tiene muchas madres y que las niñas y las jóvenes recogen tras años de travesía en el desierto, sin reconocimiento, sin espectadores, sin sueldo, sin ayudas y sin ninguna visibilidad, cuando no todo lo contrario, con escarnios y censura. Alexia Putellas dijo que el miércoles comenzó una nueva era.

¡Ojalá! y gracias a todas las que han hecho posible llegar hasta aquí.

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