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La actualidad política, que tantos quebraderos de cabeza causa a sus protagonistas y, como no, a los ciudadanos en general, dio ayer un considerable vuelco tanto a nivel español como catalán. En el primer caso, y tal como estaba previsto, Alberto Núñez Feijóo fue elegido prácticamente por unanimidad nuevo presidente del Partido Popular en el congreso de esta formación celebrado en Sevilla, sustituyendo así al defenestrado Pablo Casado, quien el viernes renunció a su escaño en el Congreso y a cualquier responsabilidad política. El enfrentamiento que mantuvo con la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, por las supuestas comisiones que cobró el hermano de esta, le ha costado el cargo al hasta hace solo unas semanas líder popular y su futuro político queda prácticamente anulado, salvo sorpresas que tan a menudo saltan en el ámbito de los partidos.

Y a la espera de lo que dictamine la justicia sobre el escándalo Ayuso, ayer el PP abrió una nueva etapa que, a tenor de las palabras pronunciadas por su nuevo líder, debería dejar atrás la beligerancia dialéctica y los ataques cuyos únicos objetivos son obtener rédito electoral y desgastar al adversario, obviando los intereses de los ciudadanos. En este sentido, Núñez Feijóo se mostró partidario de sacar la política española del enfrentamiento y de poner fin a las polémicas forzadas: “Basta ya de crear problemas, enfrentemos los problemas reales”, enfatizó el nuevo líder popular, añadiendo que “no vengo a insultar al presidente, vengo a ganarle”. Así pues, y al menos en teoría, parece que se impone un nuevo talante en el principal partido de la oposición que, a su vez, también quiere distanciarse de Vox, pese al pacto vigente en Castilla-León.Y mientras en Sevilla el PP abría una nueva etapa, Junts per Catalunya elegía el Segrià, concretamente Alcarràs, para cerrar la actual.

Y es que el secretario general de la formación, Jordi Sànchez, anunció por sorpresa que no optará a la reelección al considerar que los tiempos actuales requieren otra forma de trabajar. En este sentido, y sin eludir la autocrítica en asuntos como el polémico proceso de reforma de la ley de Política Lingüística, Sànchez hizo un llamamiento en forma de reto para que la formación presente una lista única que dé respuestas a los intereses del partido, evitando “personalismos”. Para el hasta ahora secretario general, es el momento en que todas las familias que conforman JxCat, e incluso veladamente invitando a los alcaldes de la órbita del PDeCAT, hagan un esfuerzo para alcanzar un consenso que permita a la formación obtener buenos resultados electorales.

En resumen, los dos grandes protagonistas de la actualidad política de ayer, Feijóo y Sànchez, hablaron claro y se les entendió perfectamente. Después de ello, es de esperar que la teoría predicada se lleve a la práctica.

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