EDITORIAL
Controlada la pandemia, vuelve la normalidad
La mascarilla en las aulas de Primaria y ESO dejó el martes de ser obligatoria para los alumnos y ayer se retiró en el resto de ciclos educativos. Desde septiembre de 2020 no se veían las caras en clase (en el patio pudieron ya ir sin ellas desde el pasado mes de febrero) y la mayoría tenían muchas ganas de volver a la normalidad. No obstante, algunos se mostraron reticentes a enseñar su rostro y prefieren mantenerla por el momento, ya sea por inseguridad o por precaución.
Ayer, además, entró en vigor el decreto para todo el Estado que retira de forma general el uso de la mascarilla en los espacios interiores, desde hostelería y ocio a cines y espectáculos o comercios. Quedan como excepción los centros sanitarios y farmacias, residencias con personas vulnerables y todos los medios de transporte público. En cuanto a los centros de trabajo, el Gobierno central deja a discreción de cada empresa la conveniencia o no de su uso.
La impresión general que nos dejó la jornada es que el sentido común es el más aplicado por los ciudadanos a la hora de liberarse de las mascarillas. Vimos todavía a muchas personas con ellas, cosa lógica porque después de dos años de miedos y precauciones, no todo el mundo ve oportuno dejarla definitivamente en casa. Cada cual puede hacer uso de su libertad recobrada en este aspecto y si hay quien está más cómodo todavía con ella en espacios cerrados, está en su derecho.
La misma lógica debe imperar en el mundo laboral y, si uno trabaja en un espacio pequeño y muy concurrido, tiene toda la lógica del mundo que se mantengan las protecciones, en cambio, si las distancias son suficientes y las interacciones pocas, no tiene ningún sentido mantenerlas. La OMS no ha dado la pandemia del coronavirus por acabada y, pese a que con una incidencia mucho más leve, el virus circula todavía entre nosotros y, dados los retrocesos que hemos sufrido en estos 25 meses de pesadilla, conviene no bajar la guardia. Volvamos pues a la máxima normalidad posible sin olvidarnos de que la Covid ha provocado la mayor mortandad colectiva de las últimas décadas.
El Pirineo más salvaje
SEGRE participa un año más de forma muy activa en la fiesta de Sant Jordi regalando un libro a nuestros lectores. Pirineu bestial es una pequeña muestra de la fauna del Pirineo vista a través de espectaculares fotografías que no son obra de ningún profesional, sino de Jaume Elies, un vecino de Llimiana, en el Pallars Jussà, que desde hace décadas capta instantáneas de animales, especialmente aves, por pura afición. Este libro da idea de la variedad de la vida salvaje del Pirineo, que sigue siendo una gran desconocida y que hay que preservar aprovechando a la vez su potencial turístico.