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El titular de este editorial parece una hipérbole, pero lo cierto es que, si la fiesta de Sant Jordi no es la más bonita del mundo, se le parece mucho. Una fiesta que no es fiesta pero en la que todo el mundo se organiza para salir a la calle y comprar nada menos que libros y rosas. Un libro para celebrar el milagro de vivir un mundo interior y una rosa para recordar el milagro de la primavera.

Llenar las calles para adquirir estos artículos devuelve la fe en la humanidad. Este año Sant Jordi vuelve a la normalidad tras la pesadilla de la pandemia. Es posible que hoy llueva, o eso dicen al menos los meteorólogos, pero nada impedirá que los leridanos seamos fieles a nuestra cita anual con esta jornada única.

Decía Ortega y Gasset que la filosofía no sirve para nada: solo para vivir. La frase es aplicable a toda la literatura. Pocas cosas son comparables a compartir nuestra vida con los personajes de una novela que nos acompañan y se convierten en nuestros amigos.

Pocas son comparables a ejercer el irrenunciable derecho a pensar por nuestra cuenta con la ayuda de un ensayo que plantea y responde preguntas. Pocas son comparables a compartir la emoción de unos versos en los que un poeta, contándonos su vida, nos cuenta la nuestra. Pocas son comparables a comprar libros para nuestros hijos o nietos y ver sus caras de asombro mientras se introducen en su particular país de las maravillas.

En un momento en el que la invasión rusa de Ucrania nos muestra la peor cara de la humanidad, una fiesta como Sant Jordi nos consuela. Nadie puede reprimir la libertad de quien lee. Este es el legado insustituible de la literatura y debemos cuidarlo como oro en paño.

Los mejores valores de la modernidad pasan por el respeto a la libertad y a los derechos fundamentales. Eso nos enseñó la Ilustración y esa es la mejor arma con la que nos hemos dotado tras padecer un siglo XX que vivió los horrores de guerras y totalitarismos. El camino a recorrer es largo, como se ha demostrado en este siglo XXI y como vemos estos días con las imágenes de las ciudades ucranianas devastadas, pero no hay otra alternativa.

Leer, leer y leer, y después de eso volver a leer. Para eso están los libros. Y antes de leer, y mientras leemos, y después de leer, amar.

Para eso están las rosas. Salgamos todos hoy a las calles y compremos amor y libertad.

‘Washington Post’

The Washington Post ha publicado un editorial demoledor que carga contra todos aquellos gobiernos que practican el ciberespionaje contra dirigentes políticos o ciudadanos: “Las democracias no tendrían que entregarse a un futuro de vigilancia ilimitada”, y apunta directamente a las autoridades españolas. Hará bien el Gobierno español en leerlo y actuar.

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