EDITORIAL
Un gran Sant Jordi
La fiesta de Sant Jordi volvió ayer a la plena normalidad a lo grande. La afluencia de público a los puestos de venta de libros y rosas fue masiva desde primera hora de la mañana y solo se vio afectada por las lluvias que cayeron puntualmente a lo largo de todo el día en numerosos lugares de Lleida y Catalunya, en algunos casos acompañadas de granizo, como en Barcelona ciudad. Las cifras finales de la jornada así lo demuestran, ya que los libros y rosas vendidos volvieron a los niveles de antes de la pandemia o incluso los superaron.
Otro buen dato es la pujanza de los escritores leridanos, que aportaban nada menos que una treintena de nuevos títulos y que han tenido una muy buena acogida entre los lectores. Había ganas de Sant Jordi después de que el pasado año se celebrara con restricciones y que en 2020 no pudiera tener lugar a causa de la Covid. El hecho de caer en sábado favoreció esta gran participación, pero no hay duda de que sobre todo prevalecieron las ganas de volver a la normalidad y disfrutar del que es el gran día de la cultura catalana dejando atrás dos años marcados por las restricciones.
En Lleida ciudad había también una cierta incógnita sobre cuál sería la respuesta ciudadana a la concentración de las paradas en las ramblas de Francesc Macià y Ferran, tras el ensayo limitado de hace un año. Y la verdad es que esta no pudo ser mejor, con toda la zona peatonal llena a rebosar, contrastando con la imagen desangelada que esta arteria de la capital suele mostrar durante casi todo el año. A la vista del éxito, habría que plantear de cara a las próximas ediciones aprovechar más el espacio de los tramos de calzada que quedaron cortados al tráfico, con el fin de evitar aglomeraciones excesivas en la zona central, donde ayer resultaba más que complicado pasear en algunas zonas, especialmente en Francesc Macià, que concentraba los puestos de las librerías.
Otras localidades, como Tàrrega, Balaguer y Bellpuig, también estrenaron ubicación, pero como medida provisional al optar por trasladar las actividades a recintos cubiertos en previsión de la posible lluvia, y la respuesta de sus vecinos también fue muy buena, en la línea de lo sucedido a nivel general. Esta gran participación es una muy buena noticia, pero tiene el contrapunto que ayer ponían de manifiesto diversos autores: el riesgo de que esta jornada sea la flor de un día. Hoy más que nunca hay que insistir en el lema de que “leer os hará libres”, independientemente de que la lectura se haga en el tradicional formato de papel o en su versión digital.
Por mucho que nos parezca que las redes tienen respuestas para todo, internarse en una selva de datos como los que nos ofrece internet es un riesgo si quien lo hace no cuenta con una mínima base cultural que le permita discriminar las verdades, mentiras o medias verdades que hay en ella. Leer es la mejor manera de conseguirlo.