EDITORIAL
Investigación y reequilibrio territorial
Todos los partidos que han tenido responsabilidades de gobierno en Catalunya desde la reinstauración de la Generalitat han proclamado en algún momento que una de sus prioridades era fomentar el reequilibrio territorial para favorecer la igualdad de oportunidades e intentar mitigar la macrocefalia de Barcelona y su área metropolitana. Pero una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo, y los pasos que se han dado en esta dirección han sido más bien escasos. Un ejemplo de ello es el reparto de los fondos entre los 42 centros CERCA de investigación que constituyen la élite de este ámbito en Catalunya.
Tal como dábamos cuenta en nuestra edición de ayer, de los 77 millones que la dirección general de Investigación reparte entre ellos, los tres radicados en las comarcas de Lleida –el IRBLleida, el Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya de Solsona, y Agrotecnio– solo reciben 290.000 euros. Asimismo, hay que añadir que la Universitat de Lleida (UdL) figura a la cola en la asignación de docentes del programa ICREA, que son los que destacan también en investigación. El departamento de Universidades argumenta sobre el reparto de fondos que estos centros también reciben recursos de otras conselleries e instituciones, lo cual es cierto, salvo en el caso de Agrotecnio, pero lo mismo sucede con los del resto de Catalunya.
Y sobre el programa ICREA, que sus adjudicaciones se llevan a cabo en programas de pública concurrencia. En relación a este último punto, es obvio que cada universidad es responsable de hacer que su oferta sea lo más atractiva posible para captar a los mejores docentes. Sin embargo, es una evidencia que, de entrada, la UdL y las demás universidades de fuera están en una situación de clara desventaja por tamaño, localización y entorno económico con respecto a las que tienen su sede en Barcelona.
Sería injusto otorgar una cuota fija a las primeras sin que estas tuvieran que esforzarse, pero también lo es que tengan que competir de igual a igual con las segundas cuando sus condiciones de partida son notablemente inferiores. La prueba del nueve de que queda mucho por hacer para fomentar el reequilibrio en el ámbito de la investigación la constituye el centro Agrotecnio, que aglutina a los principales grupos investigadores en materia agroalimentaria de la UdL. Creado hace casi diez años a bombo y platillo, la realidad actual es que no cuenta con una financiación directa y sus responsables reconocen que hay cierta frustración por este hecho, porque durante este periodo han tenido que hacer muchos trámites –el último es ahora el cambio de estatutos– que teóricamente debían servir para conseguirla.
Teniendo en cuenta que Lleida es la capital agroalimentaria de Catalunya, que transcurra tanto tiempo sin que el gran centro de investigación dedicado a este sector tenga financiación significa que algo no se está haciendo bien.