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EDITORIAL

Cautela y serenidad ante la hepatitis infantil

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Ante la alerta sanitaria por el incremento de casos de hepatitis infantil aguda detectados en varios países, los pediatras recuerdan que la alteración de las pruebas de función hepática es un fenómeno relativamente frecuente en una serie de enfermedades comunes en la infancia, como son los procesos infecciosos, que en la mayoría de estos casos la afectación hepática es leve y autolimitada y que la aparición de casos de hepatitis aguda grave y complicada son puntuales y no siempre relacionada con agentes infecciosos más o menos conocidos. Los mismos expertos subrayan que las sociedades científicas están siguiendo de manera exhaustiva las novedades sobre los menores enfermos que se han comunicado en las últimas semanas y que, a día de hoy, no se ha identificado una causa única y, por tanto, se impone la cautela y la serenidad. Es cierto que venimos de una pandemia, de la cual oficialmente y según la OMS todavía no hemos salido, y que el incremento inusual de cualquier enfermedad nos hace encender las luces de alarma, pero no es menos verdad que no existen datos que avalen un incremento sustancial del número de enfermos graves de hepatitis infantil, pese a que se haya dado una muerte por esta causa y varios trasplantes de hígado urgentes.

Por tanto, debemos acudir al CAP ante cualquiera de los síntomas comunes y habituales de la hepatitis, pero sin olvidar que esta infección del hígado afecta también a niños desde siempre. Prudencia, toda, alarmismo, ninguno.La caja de los truenos

La ministra de Defensa, Margarita Robles, abrió ayer la caja de los truenos cuando, a preguntas de diputados catalanes y vascos, aseguró: “¿Qué tiene que hacer el Estado cuando alguien declara la independencia? Cuando alguien vulnera la Constitución, corta las vías públicas, realiza desórdenes públicos, tiene relaciones con dirigentes políticos de un país que está invadiendo Ucrania?” y otras afirmaciones sobre escuchas telefónicas. Con sus palabras, la ministra justifica el espionaje a más de 60 políticos, abogados, periodistas o agentes sociales ligados de alguna manera al procés y contradice muchas de las negaciones llevadas a cabo por ella misma cuando se destapó el Catalangate.

De hecho, contradijo al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien escuetamente aseguró ayer en el Congreso de los Diputados que se llegará al fondo de esta intromisión en la libertad de pensamiento de los ciudadanos. La respuesta a las palabras de la ministra no se hizo esperar y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, pidió su dimisión por este espionaje masivo que, de momento, ningún juez ha asumido. Es hora de dar explicaciones a los ciudadanos.

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