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Ayer Salud actualizó el balance de la Covid y, en Lleida, se mantiene la subida diaria del 20% de casos, así como las visitas en la Atención Primaria (+21%), la misma tendencia que la de principios de semana. Desde el martes, Salud ha registrado 450 positivos en el llano de Lleida y 57 en el Pirineo, así como el fallecimiento de una persona en Ponent. La incidencia acumulada a 14 días entre las personas mayores de 60 años vuelve también a incrementarse.

No son datos alarmantes, ni muchísimo menos, pero sí un toque de atención porque con el adiós de las mascarillas todos hemos vuelto a llenar estadios, cines, restaurantes, teatros y, a la vez, hemos regresado a nuestros puestos de trabajo con una presencialidad casi total. En estos días, además, Lleida ciudad y muchos otros municipios están de fiesta mayor y se ha vuelto a convocar todo tipo de eventos masivos que la pandemia nos obligó a cancelar o a vivirlos a medias. Las personas jóvenes notan poco más que un resfriado con esta variante y al estar vacunada una gran mayoría de la población, pero las personas vulnerables y de mayor edad están más expuestas a una infección más grave.

Por tanto, disfrutemos de nuestra recobrada libertad de movimientos y de sonrisas, pero no olvidemos que la OMS no ha declarado el fin de la pandemia y solo hay que observar los datos de los CAP de Lleida de las últimas dos semanas para darse cuenta de que no podemos bajar la guardia, sobre todo para no perjudicar a las personas que más han sufrido con el coronavirus, es decir, las personas mayores.

Una reunión necesaria

La tensión por la crisis del espionaje a varios dirigentes y activistas independentistas sigue aumentando entre el Gobierno del Estado y su socio de ERC en Catalunya. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Pere Aragonès, coincidieron ayer en Barcelona en el acto del Cercle d’Economia y mantuvieron un fugaz cruce de palabras en el que Aragonès solicitó una reunión cara a cara con Sánchez.

“La situación es gravísima, tenemos que hablar”, le manifestó. Sánchez, según fuentes de la Moncloa, le contestó que “hay que resolver la situación”. Ambos se emplazaron a concertar una reunión que ahora cerrarán los equipos.

Este encuentro, con luz y taquígrafos, es más necesario que nunca en este asunto, porque, además de la estabilidad del ejecutivo español, está en juego algo mucho más importante, el derecho de los ciudadanos a no ser espiados por motivos políticos o ideológicos. El Catalangate y todo lo relacionado con el programa Pegasus, incluyendo las escuchas a Sánchez y Margarita Robles, ponen en entredicho muchos artículos de la Constitución y de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

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