EDITORIAL
Pirineus 2030, un aplazamiento inevitable
La Generalitat ha decidido posponer la consulta sobre los Juegos Olímpicos de Invierno Pirineus 2030 por la falta de acuerdo con Aragón, ya que es una candidatura conjunta. El President, Pere Aragonès, tenía previsto firmar ayer el decreto para celebrar el referéndum el 24 de julio, pero, a menos de dos meses para la cita con las urnas, la incertidumbre que provoca el enroque del gobierno de Javier Lambán ha provocado este aplazamiento. La consellera de Presidència, Laura Vilagrà, aseguró que mantienen la voluntad de preguntar a la ciudadanía sobre la conveniencia de celebrar o no los Juegos y que por “respeto” prefieren esperar, porque quieren que “cuando se vote la gente tenga toda la información” de cómo será la candidatura y ahora no la tienen.
Hace bien el ejecutivo catalán porque no tendría sentido iniciar una campaña de información de qué comportarán los Juegos para Aran, Alta Ribagorça, el Pallars y la Cerdanya sin poder concretar dónde se celebrará cada prueba, cuántos deportistas se acogerán, qué infraestructuras serán necesarias y cuáles se quedarán para el futuro y, por supuesto, qué planes tiene la Generalitat para aprovechar esta oportunidad de proyección mundial del Pirineo. Impulsar el deporte blanco debe ser uno de los pilares, pero también asentar el turismo que ha frenado la despoblación en las comarcas de montañas y complementar este progreso con una economía agroganadera de gran valor ecológico y de diversidad y sin olvidar las grandes oportunidades que el mundo online ofrece para todo tipo de inversiones sostenibles en el Pirineo. Sin estas premisas y con el boicot de Aragón, que reclama una equidad que ya sellaron los equipos técnicos y que Javier Lambán se niega a aceptar, es mejor esperar a que el COE aclare qué candidatura va a presentar, con qué socios y en qué territorios.
Cuando todo esté definido si no fracasan los esfuerzos de Alejandro Blanco será el momento en que el Alt Pirineu y Aran decidirán.
Rosa Fabregat
Merecido Premio Nacional de Cultura para Rosa Fabregat. Nació en Cervera en 1933, pero muy pronto su familia se trasladó a Lleida y quedó ancorada en la boira, parafraseando el título de su obra poética.
Celebró el galardón con un “visca Catalunya lliure i feminista!”. Y es que a pesar de sus formas dulces, es una mujer de carácter. Revolucionó la ciencia ficción inspirándose en su etapa en un laboratorio farmacéutico alemán.
Una alta ejecutiva en un contexto franquista en el que las mujeres no podían abrir una cuenta bancaria. En los 70 recitaba poesía con una túnica para reivindicar el sacerdocio femenino y dejó de presentarse a premios “porque siempre los ganaban los hombres”. Una referencia.