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EDITORIAL

Una guerra sin ganador y con muchos perdedores

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Ayer se cumplieron 100 días desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenó a sus tropas invadir Ucrania: 100 días marcados por la destrucción, el éxodo, las muertes y el sufrimiento de la población civil. La ofensiva continúa sin final a la vista. Al menos 4.169 civiles han fallecido desde el 24 de febrero y 4.982 han resultado heridos, según ha confirmado la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

De las víctimas mortales, 268 eran menores de edad –cada día, de media, más de dos niños mueren, la mayoría en ataques con armas explosivas en áreas pobladas, según Unicef–. Pero se da por hecho que las cifras reales son mayores porque hay zonas fuertemente atacadas como Mariúpol, donde se cree que el número de muertos se cuenta por miles. Cerca de 6,8 millones de personas, principalmente mujeres y niños, se han visto forzadas a marcharse del país, según la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).

Al menos ocho periodistas han perdido la vida mientras cubrían la guerra y la invasión rusa ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes en todo el país. La ONU calcula que 15,7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria. Las bombas han destrozado bloques de viviendas, escuelas, hospitales y otras infraestructuras.

Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) calcula que al menos el 20% de las cosechas de invierno de Ucrania –sobre todo el trigo– podrían no ser recolectadas o plantadas, lo que reducirá aún más el suministro mundial de alimentos, con graves consecuencias para Europa y otras partes del mundo. La guerra provocó una conmoción en los mercados de cereales básicos y aceites vegetales y los precios se dispararon, alcanzando un máximo histórico en marzo. El Programa Mundial de Alimentos estima que 276 millones de personas en todo el mundo ya se enfrentaban al hambre aguda a principios de 2022 y se espera que esta cifra aumente en 47 millones si el conflicto continúa.

Y así podríamos escribir un libro de los miles de miserias y tragedias, personales y colectivas, que la contienda bélica está acarreando. Y ahora, cien días después, dice la ONU que “probablemente” no habrá ganador e insinúa que lo mejor sería volver a la situación de febrero, con Putin dominando Crimea y parte del Donbás. ¿En serio que los principales mandatarios del mundo occidental y la propia ONU no sabían que esto acabaría así? ¿De qué les habrá servido a los ucranianos morir o perderlo todo? ¿Qué avances democráticos se escribirán en el libro de esta guerra? Europa teme haber perdido el relato de esta crisis humanitaria y no les falta razón.

Este conflicto debía haberse evitado cuando aún se podía y sin duda no habrá ganador, pero perder perderemos todos, comenzando por los 140 millones de rusos y los 41 de ucranianos. Lamentable.

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