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EDITORIAL

La imparable subida de los combustibles

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El precio de la gasolina y el diésel vuelve a subir otro escalón de récord en las estaciones de servicio y ayer se pagaba en surtidores de Lleida a 2,21 euros el litro de 95 octanos y por encima de los 2,30 la de 98. Como la luz o la bombona de butano, los combustibles no se escapan de los intensos efectos de la inflación que ralentiza y encoge la economía europea y española. En las últimas semanas se continúan encadenando cifras históricas.

El descuento de 20 céntimos que se instauró en abril y que se prolongará hasta finales de verano no ha aliviado especialmente a los bolsillos de los conductores, cuyas economías continúan comprometidas. El precio del barril de petróleo Brent, la referencia en Europa, se ha vuelto a situar por encima de los 120 dólares y es una de las causas del aumento general de precios. Pero lo más determinante fue el origen y desarrollo de la guerra en Ucrania.

Ello ha provocado que Europa vete la importación del petróleo y gas ruso, que suministra al 10% del planeta, a su territorio. Para contener sus efectos, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) anunció su intención de aumentar la producción por encima de los 432.000 barriles diarios previstos desde hace meses a 648.000 barriles en julio y agosto. Algo que ha acabado resultado contradictorio.

Complicada situación energética que puede acabar perjudicando y mucho a toda la economía y que requiere urgentes soluciones, tanto del estado español como de la Unión Europea. La situación es insostenible y el tope del precio del gas aprobado por Bruselas solo es un alivio temporal y acotado.Calor y cambio climáticoEl pasado mayo la provincia de Lleida alcanzó los 38,4 grados y el calor sostenido desde principios de ese mes es aún un fenómeno anómalo, pero se convertirá en la tónica dominante del clima en Catalunya a corto plazo, quizás en poco más de una década. Así lo indicaba Salvador Samitier, jefe de la Oficina Catalana del Cambio Climático, en el reportaje que publicamos el jueves.

Paralelamente, Jordi Camins Just, que lleva 40 años estudiando y documentando la evolución de los glaciares, asegura que en el año 2050 ya no quedará ninguno en toda la cordillera pirenaica. Más noches tropicales, árboles que emigrarán a cotas más altas o pistas de esquí por encima de la cota 1.800, son otras consecuencias del cambio climático que ya nos afecta y que también provocará períodos de sequía prolongados. No es evidentemente el primer cambio geológico que ha padecido la tierra en sus 4.540 millones de años, pero sí que es el primero que hemos acelerado nosotros con el calentamiento global y debemos tomar medidas para no hipotecar el futuro de nuestros hijos y nietos.

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