Força Lleida, el éxito de que todo encaje

Un equipo sin afición es como un coche sin gasolina, que por muy buenas prestaciones de las que disponga, difícilmente podrá arrancar. Y, evidentemente, por muy fieles seguidores que tenga un club, sin una directiva que asigne recursos, tome decisiones, resuelva problemas y sepa comunicar entre las diferentes secciones de la entidad, jugadores y entrenador lo tendrán muy complicado para avanzar. En cuanto al técnico, es el motor que hace funcionar todo el sistema y que transforma, estimula y engrandece, o encalla, el movimiento.

Finalmente, la plantilla es como cada una de las partes de un vehículo, indispensables para que el engranaje funcione. Que se consiga en una temporada encajar todas estas piezas y encima con un presupuesto modesto, es el milagro deportivo que ha logrado este año el Força Lleida, que con un equipo totalmente renovado ha hecho volver a vibrar a Lleida con la ilusión de retornar a la élite del baloncesto y poder jugar la próxima temporada en la ACB. De momento ya se ha cumplido el objetivo de jugar la Final Four, que nos enfrentará al Girona por un puesto en la final y, de ganarla, el ICG estaría a un solo partido del sueño.

Hay que ser ambiciosos y aunque conscientes de que los rivales son también de primer nivel, el equipo de Marc Gasol es muy potente y, de superarlo, probablemente esperaría un Estudiantes (se enfrenta al Palencia que no ha jugado nunca en la ACB), que es uno de los equipos históricos de la liga española. El coraje, la entrega, la resistencia, el buen juego del Força Lleida y la comunión entre el Barris Nord y el equipo nos han llevado a las puertas de la gloria. Solo falta cruzarla.

¡Força Lleida! Solidaridad obligatoriaEl Consejo de Ministros de Interior de la UE logró el viernes por la noche en Luxemburgo un acuerdo político sobre el mecanismo de solidaridad obligatoria para el reparto de refugiados entre países europeos, una de las piezas clave del pacto migratorio lanzado por la Comisión Europea en septiembre de 2020 y que llevaba casi dos años estancado. Bruselas recabará los próximos días la oferta de plazas de los países dispuestos a colaborar en futuros repartos en caso de crisis migratoria en uno o varios Estados comunitarios. Una vez que esté en vigor la norma, los socios que no deseen colaborar tendrán que hacer una contribución económica o ayudar financieramente a otros socios a costear la devolución de migrantes en situación irregular o sin derecho al asilo.

Puede resultar triste que la solidaridad sea obligatoria, pero lo que no se sostenía es que mientras unos países asumían por responsabilidad y humanidad estos movimientos migratorios, otros siempre miraran hacia otro lado.