EDITORIAL
Luces y sombras de la sanidad en Lleida
La sanidad pública de Lleida debe estar capacitada para prestar toda la atención que necesitan los habitantes de la provincia y, a la vez, estos deben tener la máxima equidad de acceso, independientemente de que vivan en el Pirineo o en el llano, en zonas urbanas o rurales. Esta es una de las prioridades que se ha fijado el nuevo gerente territorial del Institut Català de la Salut (ICS), Alfons Segarra, y está previsto que la próxima semana se dé un importante paso adelante en este sentido con la puesta en marcha en el hospital Arnau de Vilanova de un PET-TAC, un equipo clave para el diagnóstico y seguimiento de los tumores y que ya de entrada evitará unos 1.700 traslados a Barcelona al año. Esta máquina –que durante un tiempo será provisional, al ser portátil, hasta que esté instalada la fija– se suma a otros equipamientos de tecnología punta adquiridos en los últimos años o meses para los hospitales Arnau y Santa Maria, como por ejemplo los dos robots Da Vinci o el Loop-X para cirugías de columna y de cráneo.
La tendencia de que la tecnología punta solo llegaba a los centros sanitarios de Lleida cuando ya se había instalado en todos los de Barcelona parece estar cambiando. Hay que felicitarse por ello, aunque no hay que olvidar otro asunto vital para el buen funcionamiento de la sanidad, que es el de los profesionales. También en este ámbito ha habido avances, con la contratación de una cuarentena de médicos para el Arnau y el Santa Maria y la cobertura de diez plazas MIR que habían quedado vacantes en Medicina de Familia tras ampliarse el cupo para facultativos extracomunitarios.
Sin embargo, las quejas que ha habido esta semana en la Segarra denunciando la falta de médicos para cubrir bajas en ambulatorios y consultorios constatan que queda mucho por hacer, especialmente en las zonas menos pobladas y con más núcleos diseminados. La tecnología punta es indispensable para tener una buena atención sanitaria, pero el factor humano, en este caso los profesionales, todavía lo es más.
Una queja a tener en cuenta
Alcaldes de poblaciones afectadas por los incendios en la Noguera y el Solsonès se quejaron el viernes de que los cuerpos de emergencia apenas permiten participar a los voluntarios locales y miembros de las asociaciones de defensa forestal (ADF) en el dispositivo contra los incendios.
Ahora la prioridad es apagar los fuegos, pero sería bueno que esta queja no cayera en saco roto. Los vecinos y miembros de las ADF no pueden ni deben sustituir a los bomberos; sin embargo, y como destacan los alcaldes, no hay nadie que conozca el terreno como los que viven en él, aspecto que deberían tener muy en cuenta los responsables de los operativos contra incendios.