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EDITORIAL

Bosques, campos y solares que son un polvorín

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La ola de calor de los últimos días y la sequía extrema que sufre casi todo el territorio han generado múltiples incendios. En la provincia de Lleida ya se han quemado más de 3.000 hectáreas, la mayoría de ellas a causa del fuego originado en Baldomar, que ayer todavía seguía activo en uno de sus flancos. Precisamente, cuando parecía que los bomberos podían concentrar todos sus esfuerzos en combatirlo, después de que el sábado ya hubieran quedado bajo control los que afectaban al Solsonès y sur del Alt Urgell, ayer a primera de la tarde se declaró otro en esta última comarca, que incluso obligó a cortar al tráfico la C-14 en el término municipal de Oliana y llevó a activar a más de una treintena de dotaciones y numerosos medios aéreos.

Mientras, en Lleida ciudad, donde en los últimos días se han registrado varios fuegos en solares sin urbanizar, ayer al mediodía hubo otro en la zona de expansión de Ciutat Jardí que afectó a una calle de este barrio y se extendió hacia el norte, quemando parcialmente una antigua granja y diversas parcelas. Una vez más, hay que hacer un llamamiento a la responsabilidad de la ciudadanía. Las malas hierbas, los matojos, el sotobosque y los propios árboles están muy secos después de un mayo muy cálido y un principio de junio abrasador, con temperaturas nunca vistas en esta época del año y sin lluvias.

Cualquier colilla, petardo, o chispa generada por maquinaria agrícola, por poner solo tres ejemplos, pueden provocar un incendio, por lo que es necesario actuar con la máxima precaución para evitar consecuencias que después lamentamos todos.

Andalucía refuerza al PP

El PP no solo ganó ayer las elecciones autonómicas en Andalucía por primera vez en su historia –aunque en la última legislatura desbancó al PSOE gobernando en coalición con Cs y con el respaldo parlamentario de Vox–, sino que lo hizo con una inesperada mayoría absoluta. Juanma Moreno será reelegido presidente sin necesitar el apoyo de Vox, todo un alivio para el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que tras acceder al cargo tuvo que afrontar que su partido integrara a la ultraderecha en el gobierno de Castilla y León tras las elecciones en esa comunidad.

Este triunfo supone un doble refuerzo para los populares. Por un lado, porque pasan a ser hegemónicos en Andalucía, que hasta ahora había sido el gran bastión del PSOE. Y, por el otro, porque el ascenso de Vox ha sido mucho menor de lo previsto.

Por el contrario, los socialistas –y Pedro Sánchez en particular– quedan debilitados de cara a las generales del próximo año por unos resultados que también certifican que Cs tiene los días contados y que Podemos y sus adláteres cotizan claramente a la baja.

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