Vándalos contra bienes públicos o privados

Algunos pueblos del Segrià denuncian una oleada de vandalismo que está causando graves daños, valorados en miles de euros. Es el caso de Alfarràs, donde en la madrugada del miércoles autores desconocidos destrozaron el bar de las piscinas y dejaron fuera de servicio una de ellas. En Almenar, han arrancado gran parte de los paneles turísticos de la localidad y hecho numerosas pintadas en los muros exteriores de la iglesia de Santa Maria, declarada Bien Cultural de Interés Nacional por la Generalitat.

Los incidentes del Segrià coinciden con los que se registraron en otras comarcas de Catalunya, como en el Baix Empordà, donde un grupo de jóvenes protagonizó varias gamberradas y causó destrozos en coches aparcados en Calella, en la Nit de Sant Joan, en la que se produjeron centenares de salidas de los Bomberos por incivismos varios. En Lleida ciudad, un pirómano ha ido incendiando mobiliario urbano en los últimos meses. Ante estas actitudes contra el bien común es evidente que hace falta mucha pedagogía y educación, tanto desde el seno familiar a las escuelas y, por supuesto, campañas de entes locales, supramunicipales y de la propia Generalitat para aumentar el civismo colectivo.

Pero mientras este objetivo llega, que no se consigue de un día para otro, es importante que las sanciones administrativas aumenten porque, entre que muchas de estas salvajadas quedan impunes por falta de pruebas y que las cuantías son muy bajas, el efecto disuasorio del castigo monetario es prácticamente nulo. La exención es el efecto dominó más peligroso para estas personas sin respeto a lo ajeno, estén bajo el efecto del alcohol o las drogas, o simplemente actúen por desprecio a los bienes colectivos. Se puede discutir sobre los daños que manifestaciones o protestas causan a veces contra mobiliario urbano o particular, pero destrozar bienes por diversión no admite ninguna discusión.

Por tanto, mientras no llega la educación, al menos que tengan un escarmiento en proporción al daño que causan.Los precios siguen subiendo

El Índice de Precios de Consumo (IPC) se disparó un 1,8 por ciento durante el mes de junio y desboca su tasa interanual 1,5 puntos, hasta el 10,2 por ciento, su nivel más alto desde abril de 1985, según los datos avanzados publicados el miércoles por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta escalada de la inflación se debe, principalmente, a la subida de los precios de los carburantes, que en junio volvió a batir otro récord histórico consolidándose por encima de los dos euros el litro. La Covid y la guerra de Ucrania son los dos factores claves de esta crisis que hace prever otra época de retroceso económico si no se adoptan medidas de manera urgente.