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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, instó ayer a los países de la UE a prepararse para posibles nuevos cortes de suministro de gas ruso, incluida una interrupción total de los flujos, y recordó que Bruselas prepara un plan de “emergencia” que presentará para mediados de julio. En un debate en el Parlamento Europeo, Von der Leyen aplaudió que varios Estados miembros entre los más dependientes del suministro ruso de gas ya hayan puesto en marcha planes nacionales de contingencia ante estos posibles cortes de cara al próximo invierno, pero se mostró convencida de que será necesaria la “coordinación europea y acción en común”. Añadió que “nos tenemos que preparar para más disrupciones en el suministro de gas, incluyendo un corte completo por parte de Rusia.

Actualmente, 12 estados miembros se ven afectados parcial o totalmente por reducciones en el suministro de gas. Es obvio que el presidente ruso, Vladímir Putin, sigue usando la energía como arma”, y si Von der Leyen ve el futuro negro, no lo vislumbra mucho más halagüeño el conseller de Economía, Jaume Giró, quien, respondiendo a una pregunta en el Parlament, incidió en la necesidad de aprobar los presupuestos de la Generalitat del próximo año ante “el horizonte de incertidumbres” que presenta el contexto internacional, la alta inflación actual y el aumento de los precios de los combustibles. De este modo, todo apunta a que podemos prepararnos para un otoño caliente en el que volverá a imperar aquel método tan manido como es estrecharse el cinturón.

Sin agua en el siglo XXILa carencia de agua potable, y de la que sea, por desgracia aún es habitual en países subdesarrollados. Pero que esto ocurra en pleno siglo XXI en Ponent, zona por la que transcurren los ríos más caudalosos de Catalunya y donde la producción hidroeléctrica es puntera, es del todo injustificable e imperdonable. Esto viene a cuento porque, tras 27 largos días, los 2.396 vecinos de Torres de Segre aún carecen de un servicio tan básico como es el del suministro de agua potable y, por tanto, no pueden utilizar la red pública ni para beber ni para cocinar.

¿A alguien le pasa por la cabeza que una situación similar se repita en Barcelona, por poner un ejemplo, y en pleno verano? Seguro que no. Es por ello necesario buscar soluciones que no sean puntuales para un problema que se repite demasiado a menudo por la contaminación de las aguas. De momento Torres de Segre capea el temporal repartiendo 2.700 garrafas a la semana, financiadas por la Diputación y la Agència Catalana de l’Aigua y está trabajando para mejorar la depuradora.

Pero sus vecinos siguen sufriendo unas carencias inconcebibles en pleno siglo XXI.

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