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“Ataque directo.” La Síndica de Aran, Maria Vergés, no ha ahorrado reproches. El Conselh Generau denuncia que la Ley 8/2022 aprobada por el Parlament sobre el uso y aprendizaje de las lenguas oficiales en la enseñanza no universitaria y que había de blindar la inmersión lingüística ha vestido a un santo para desvestir a otro. O lo que es lo mismo, el idioma propio de Aran ha dejado de ser lengua vehicular en el aprendizaje para ser lengua curricular.

Traducido, significa que, con la ley en la mano, se pone el punto final a 38 años de un modelo de éxito en el que el occitano de Aran era la lengua común en los centros de enseñanza de la Val, donde los alumnos acababan los estudios obligatorios dominando aranés, catalán y castellano además de las lenguas extranjeras escogidas. El pleno del Conselh Generau ha aprobado por unanimidad una declaración institucional para reclamar que el aranés siga constando como lengua vehicular y se respete su oficialidad. “¿Qué hubiera pasado si este ataque hubiera llegado del Estado y hubiera afectado al catalán?”, se preguntaba la Síndica arropada por el sector educativo de la Val d’Aran.

Aunque la ley del catalán consiguió un amplio consenso en la cámara catalana, que sumó los votos de ERC, Junts, PSC y Comuns, es evidente que algo no se ha hecho bien si supone un retroceso para el occitano que se habla en Aran. Además, la Síndica lamentó no haber podido hablar con la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà, pese a haberlo intentado en dos ocasiones, por lo que optó por mandar una carta expresando la indignación de la institución que preside por el nuevo texto legal. Vergés ni siquiera descarta acudir al Tribunal Constitucional para defender un modelo lingüístico que funciona y que durante casi cuarenta años ha demostrado ser una buena herramienta de integración social y de protección de una lengua minorizada que sobrevive como puede en un mundo global que la relega cada vez más de la esfera pública.

Hará bien el Govern, con el apoyo de los grupos que tiraron adelante la ley, de entonar el mea culpa y devolver el aranés al lugar que le corresponde.

Rehaciendo puentesCon quien sí que ha hablado la consellera Vilagrà es con el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. El llamado Catalangate dinamitó las relaciones entre la Generalitat y el Gobierno central, así que la reunión de ayer fue un primer paso para recuperar la confianza perdida.

Bolaños se mostró más entusiasta que Vilagrà a la hora de valorar el encuentro, pero es evidente que hubo avances y hasta se puso fecha a la próxima reunión entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès, prevista para el 15 de julio. La mesa del diálogo vuelve a activarse.

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