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Estamos inmersos en una nueva ola de color, la tercera de este año en las comarcas de Lleida después de las registradas en mayo y en junio. Por desgracia, esta se prevé aún más larga que las anteriores y por ello es necesario extremar las precauciones al máximo para evitar daños irreparables. En este sentido, la Generalitat ha decretado el cierre de nueve áreas naturales desde hoy y hasta el lunes, incluido este día, para prevenir incendios, lo que comporta restricciones en 275 municipios de 20 comarcas de toda Catalunya.

En el caso de Ponent, se prohibirá el acceso al Montsec d’Ares, Montsec de Rúbies y La Baronia de Rialb, medidas que ya se aplicaron el pasado mes ante una situación meteorológica similar. En estas áreas habrá controles de Agentes Rurales y Mossos d’Esquadra para evitar que nadie acceda a estos parajes y, paralelamente, los Bomberos de la Generalitat han reforzado el número de efectivos disponibles en todas sus instalaciones y estarán abiertos todos los parques de bomberos voluntarios. Las restricciones contemplan suspender las actividades de educación en el ocio como acampadas, rutas y propuestas deportivas en el medio natural, que en su lugar tendrán que hacerse en una población.

También estarán restringidas las correspondientes a casals de verano en el entorno de las casas de colonias, y solo se podrá usar el edificio en sí. Asimismo, se prohíbe usar maquinaria agrícola desde las 12 hasta las 18 horas, se suspenden las obras en la red de carreteras y no se podrán usar sierras radiales y similares a menos de 500 metros de zonas forestales ni a menos de 50 de cultivos.El conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, que presentó ayer estas medidas, añadió que todavía no hay previsión de cuándo remitirá la ola de calor, que prevé temperaturas máximas de más de 40 grados y más “noches tropicales” con mínimas por encima de los 20. Elena dijo que, para encontrar un antecedente de olas de calor similares, hay que remontarse a 2003 o 1987 e hizo un llamamiento a la prudencia.

Así pues, las medidas son más que explícitas y ahora está en la responsabilidad de todos y cada uno de los ciudadanos evitar actuaciones de riesgo que puedan comportar peligros, ya sean para las personas como para el medio. En este sentido, esta semana hemos publicado un balance sobre los incendios forestales contabilizados en lo que va de año que señala que han arrasado 3.500 hectáreas, cuando los siniestros de los diez años anteriores afectaron “solo” a poco menos de seis mil hectáreas. La pertinaz sequía es un elemento clave para “encender” la mecha, así que estamos ante la tormenta perfecta.

Insistimos, toda precaución es poca y es necesario reducir al mínimo las actividades tanto en las zonas restringidas, como en todo el medio natural.

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