EDITORIAL
Objetivo: una Lleida limpia
Por desgracia, demasiado a menudo nos tenemos que hacer eco, ya sea en noticias o mediante fotos de los propios lectores, de ejemplos de suciedad en las calles de Lleida. Contenedores desbordados y con residuos en la calle, algunos más que voluminosos; heces de perro que sus dueños no han recogido, suciedad en las aceras y en zonas verdes.. y podríamos seguir.
Gracias al trabajo de los vecinos de diferentes barrios, de momento ya se han detectado 54 puntos negros de suciedad en Pardinyes y el Barri Antic, dos de las zonas más castigadas por el incivismo. A partir de estas quejas de 15 grupos de vecinos, la Paeria ha elaborado un plan que contempla 575 actuaciones de obras y mejoras en calles, solares y plazas de toda la ciudad y hará una revisión trimestral para ver cómo avanzan las mejoras. Es de esperar que esta iniciativa dé sus frutos pronto porque la limpieza y salubridad de espacios públicos es una asignatura pendiente que, además, es de las más visibles.
Pero no sería justo culpar solo al ayuntamiento y a la empresa de limpieza contratada del pésimo estado de la ciudad. Todos y cada uno de los leridanos debemos asimilar que las calles son una extensión de nuestras viviendas y, por tanto, urge colaborar en su mantenimiento. Por ejemplo, cada vez es más fácil ver a propietarios de perros que, una vez los animales han hecho sus necesidades, además de recoger los excrementos, limpian el lugar con agua y jabón.
Puede parecer una colaboración simple, pero es de aplaudir y poco a poco se debería ir generalizando por el bien de todos.Y recordemos que más pronto que tarde el sistema de recogida de basuras puerta a puerta, iniciado en periodo de pruebas en Pardinyes y Balàfia, se irá extendiendo a toda la ciudad. Mejor que vayamos incorporando los nuevos hábitos porque ya no solo son imprescindibles para el cuidado de la ciudad sino que son necesarios para preservar el futuro del planeta que, por supuesto, está en nuestras manos.
Alternativas al gas ruso
Cada día nos llegan avisos del otoño caliente que está en ciernes, o mejor sería decir frío porque el gas para las calefacciones está en riesgo a causa de la crisis tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Para intentar mitigar el grave problema que supondrá la falta de suministros, la CE ha pactado con Azerbaiyán que este país duplique su aportación de gas a los 27 para alejarse así de la dependencia de la producción rusa. Quizá será solo un parche, pero es un parche necesario para evitar males mayores. Después está el sentido común que apela a subir la temperatura ya de los aires acondicionados y, cuando llegue el frío, bajar la de las calefacciones.