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Dos años y medio después de la declaración de la pandemia de Covid-19, las secuelas de la enfermedad siguen estando presentes en muchos aspectos de la sociedad. Afortunadamente, las muertes a decenas que nos sorprendieron en los primeros meses y en las primeras oleadas han dejado paso a contagios aunque sin los efectos letales del virus antes de que llegara la vacuna. Pero en absoluto podemos considerar esta guerra ganada y las diferentes variantes se van sucediendo y dejando más o menos consecuencias dañinas.

Pero una cosa son los efectos físicos de la enfermedad, ya sea fiebre, tos, malestar general y cansancio, y otra son los trastornos emocionales, mucho más sibilinos y difíciles de diagnosticar. Por suerte, este tipo de enfermedades ya no se esconden como antaño y los afectados acuden a psicólogos y psiquiatras con más soltura que años atrás, cuando prácticamente eran dolencias que se escondían por una vergüenza mal entendida. Todo este preámbulo viene a colación después de hacerse públicos el martes los resultados de la Encuesta de Salud de la Generalitat que constata un aumento de casos de depresión en el último año en Lleida y en el Pirineo y Aran.

En este sentido, el 28 por ciento de habitantes del llano mayores de 15 años, es decir, casi tres de cada diez, padecen algún tipo de trastorno de este tipo, ya sea leve o grave. El aumento es muy preocupante si comparamos los datos con los que hacen referencia a antes de la pandemia, cuando el porcentaje era de “solo” un 8,9%. La proporción en el Pirineu i Aran es similar y ha pasado del 8,3% de hace tres años hasta el 18,4 por ciento en este último estudio.El incremento de casos es pues considerable por lo que es necesario prestar atención a cualquier síntoma que pueda apuntar a dolencias de este tipo.

El diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado a tiempo son básicos para hallar una solución idónea al problema y evitar secuelas que pueden comportar graves perjuicios tanto para el paciente como para su entorno.Aire para los autónomosTras casi un año de negociaciones, el Gobierno ha logrado sacar adelante la reforma para que la cotización de los autónomos se adecue a sus ingresos reales. Sindicatos y el ministerio de Seguridad Social que preside José Luis Escrivá sellaron el martes un acuerdo que ayer fue bendecido por la asociación de autónomos (ATA), integrada en la CEOE. Cuando entre en vigor, los trabajadores por cuenta propia pasarán a cotizar en función de lo que ganan, como los asalariados, y no lo que elijan, de manera que los autónomos podrán cambiar de tramo según sus ingresos.

Todo un avance para el colectivo.

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