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Hoy se cumplen exactamente 150 días desde aquel fatídico 24 de febrero en que las tropas rusas invadieron territorio ucraniano. Empezaba así el mayor ataque militar convencional en suelo europeo desde las guerras yugoslavas de los años 90 que está generando miles de víctimas mortales, así como la mayor crisis de refugiados en el continente desde la Segunda Guerra Mundial,? con más de seis millones de ucranianos abandonando el país y ocho millones de desplazados internos. Por desgracia, el interés que despierta el conflicto es cíclico.

Si los primeros días llenaba páginas de prensa escrita y centraba horas de programación de radio y televisión, poco a poco ha ido pasando a segundo plano salvo en contadísimas excepciones. Ayer, sin embargo y por fin, se albiró un rayo, o mejor dicho, un grano de esperanza ?que puede aligerar las consecuencias de esta guerra. Y es que Rusia y Ucrania firmaron en Estambul por mediación de Naciones Unidas y Turquía un acuerdo para reanudar las exportaciones de cereal desde los puertos ucranianos en una solución a la crisis alimentaria derivada de la falta de cereales en los países del mundo más necesitados.

Ambas partes se comprometieron a suspender cualquier ataque contra los barcos o los puertos que participen en estas exportaciones, en lo que sería el primer indicio de un descenso de la tensión. Se trata de una operación a “enorme escala”, que implica la reanudación a corto plazo de las exportaciones de al menos cinco millones de toneladas de cereales (de un total de 25 millones paralizadas desde el inicio de la guerra), cuyos preparativos podrían durar un mes antes de que funcionen a pleno rendimiento. Pese al acuerdo, aún queda muy lejos la esperanza de que Ucrania pueda reanudar sus exportaciones a niveles previos al conflicto puesto que muchos puertos del país continúan inoperativos.

Con todo, la comunidad internacional, comenzando por el secretario general de la ONU, António Guterres, celebró la iniciativa como el primer pacto de envergadura alcanzado entre ambas partes combatientes desde el inicio de las hostilidades. “Este es un acuerdo sin precedentes entre dos partes involucradas en un conflicto sangriento. Pero ese conflicto continúa y la gente muere todos los días”, explicó Guterres.

También el Alto Representante de Política Exterior de la UE, el leridano Josep Borrell, valoró el acuerdo como “un paso en la dirección correcta” y pidió su “rápida aplicación”. Por su parte, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, saludó este “día histórico” y se mostró orgulloso de ser partícipe de una iniciativa que desempeña “un papel importante en la solución de la crisis alimentaria mundial”. Sea como sea, el acuerdo supone un punto de inflexión que debería tener continuidad con más movimientos diplomáticos para poner fin a una barbarie totalmente impensable hace menos de medio año.

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