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Las administraciones tienen que ser muy escrupulosas con los presupuestos que manejan. Es su obligación y su responsabilidad ofrecer el mejor servicio al menor precio, pero cuidado con las ofertas de duros a cuatro pesetas porque lo barato puede salir muy caro. Cuando el 17 de febrero de 2020 dejó de estar operativa la sala de mando de los Mossos d’Esquadra de Ponent y Pirineo, situada en la comisaría de la capital del Segrià, las llamadas al 112 para emergencias policiales pasaron a coordinarse desde Reus (en el caso de Lleida), Barcelona y el complejo Egara de Sabadell.

El entonces director general de la Policía, Pere Ferrer, señaló que era “un paso adelante tecnológico para mejorar el servicio y la eficiencia de nuestras funciones con el objetivo de dar un mejor servicio a la ciudadanía”. Y aunque sobre el papel puede parecer una racionalización de recursos, lo cierto es que los ciudadanos no hemos notado la supuesta mejora del servicio, por lo menos desde las comarcas de Lleida. Un lector se lamentaba recientemente de un retraso inexplicable de la policía tras alertar de que habían entrado a robarle en su casa.

Los Mossos se movilizaron rápidamente, pero el 112 se equivocó de dirección. Y desde los sindicatos de este cuerpo policial subrayan que no es una excepción, sino la norma. Dos años después de la implantación de este servicio no dudan en calificarlo de “lamentable” y añaden que está “al borde del colapso por exceso de carga de trabajo”.

Las consecuencias de esta situación afectan directamente a la ciudadanía, ya que desde los sindicatos de Mossos reconocen que hay veces que se llega tarde a emergencias por errores como confundir las poblaciones de Alcarràs y Alfarràs. Por todo ello, advierten que el modelo “ha fracasado”. Ante esta situación, la Generalitat haría bien en sentarse a hablar con todos los agentes implicados y valorar si esta centralización del servicio ha funcionado bien.

Solo en el primer semestre del año el Centro de Atención y Gestión de Llamadas de Urgencia 112 Catalunya recibió 50.128 llamadas procedentes de las comarcas de Lleida, de las que 15.560 fueron por temas relacionados con la seguridad (un 31,24 por ciento), seguidas de 12.574 por asistencias sanitarias y 10.015 por temas de tráfico. Que al otro lado de la línea haya alguien que conozca el territorio y la toponimia, es de agradecer.

La peor campaña en 20 años

“La peor campaña en veinte años”, así resume Unió de Pagesos la situación que se vive en el campo de Lleida, donde arranca la recolección de peras Ercolini y Limonera con una caída de la producción de un 25% y la merma en el tamaño de la fruta por las olas de calor.

Un verano para olvidar.

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