SEGRE

Creado:

Actualizado:

El Parlament de Catalunya tiene un reglamento interno que debe ser de obligado cumplimiento. En uno de sus artículos, concretamente el 25.4 introducido en la reforma del texto que aprobaron Junts pel Sí y la CUP en 2017, en vísperas del referéndum del 1 de octubre, se establece que la Mesa “debe acordar la suspensión de los derechos y deberes parlamentarios de manera inmediata” si a un diputado se le abre juicio oral por corrupción. Este artículo es del que se sirvieron ayer los miembros de la Mesa del Parlament para suspender a la presidenta de la Cámara, Laura Borràs, después de que el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya la enviara a juicio acusada de los delitos de prevaricación y falsedad documental, al fraccionar presuntamente contratos de la Institució de les Lletres Catalanes.

Más o menos, la sucesión de los hechos de ayer, que marcan un precedente en la historia de la institución, siguió el guion previsto, ya que la hasta entonces máxima autoridad del Parlament ya había anunciado por activa y por pasiva que no dimitiría a pesar de las peticiones en este sentido que le llegaron desde buena parte del espectro político catalán, incluidos sectores de su propia formación, mientras que los partidos integrados en la Mesa (PSC, ERC, CUP), a excepción de Junts, ya habían anunciado que aplicarían el polémico artículo. Minutos después del acuerdo, fue la propia ya expresidenta Borràs quien compareció y, en una durísima intervención, cargó de forma implacable contra los cinco representantes de PSC, ERC y CUP en la Mesa porque “no han venido vestidos de diputados, han venido vestidos de jueces” y les acusó de ser “cómplices” de la “guerra sucia” contra el independentismo. Asimismo, afirmó ser víctima de un “atropello democrático” por parte de quienes no pueden “disimular su deseo” de hacerla “desaparecer” como adversaria política, acusando a ERC y CUP de no tener “otra expectativa que la autonomía ni otra motivación política que sus respectivos partidos” y les advirtió de que, pese a estar suspendida, no dimitirá del cargo para facilitar su relevo en la presidencia del Parlament: “No renuncio, no me doblego, no me han vencido”, concluyó.El panorama político que se presenta ahora es, como mínimo, incierto e inquietante.

Los dos partidos que conforman el Govern, Esquerra y Junts, están más distanciados que nunca. El desencuentro de ayer, por calificarlo suavemente, llega solo un día después de la reunión de la mesa de diálogo entre los gobiernos catalán y español, de la que se “descolgó” Junts, y el cruce de acusaciones entre ambas formaciones va in crescendo. Sería bueno recordar a los partidos, sean del color que sean, que están al servicio de los ciudadanos, función que en demasiadas ocasiones parece que olvidan sus representantes.

tracking