EDITORIAL
Coworking y el progreso del mundo rural
Las comarcas de Lleida son líderes en Catalunya en espacios de coworking rural. Con quince espacios de trabajo compartido, tienen la mayor oferta y reúnen a más de medio centenar de empresarios que buscan un entorno en el que trabajar fuera de su propio domicilio. La Seu d’Urgell, Guissona, Cervera, Alfarràs, Artesa de Segre y Balaguer son algunos de los municipios que acogen este tipo de espacios, ya sean de titularidad pública o privada.
Muchos de ellos forman parte de una red llamada Cowocat Rural, creada en 2014 por el Consorci Intercomarcal d’Iniciatives Socioeconòmiques en Móra d’Ebre y cofinanciado por la Generalitat y fondos europeos. La gestión de un espacio coworking no se limita a compartir oficinas y gastos derivados, sino que exige además un trabajo de dinamización que debe aplicarse de forma continuada. Talleres, charlas, jornadas técnicas, comidas e incluso festivales como el Cowork Fest son algunas de las iniciativas para dar a conocer este tipo de servicios.
En este sentido, la red Cowocat Rural ha puesto en marcha el Rural Pass, que permite usar de forma indistinta diversos espacios de la geografía catalana. Estos espacios compartidos de trabajo permiten también a muchos vecinos originarios del entorno rural que se habían visto obligados a vivir en ciudades más grandes, volver a sus casas y con ello contribuyen a evitar la despoblación y ganar talento y servicios en los pueblos más pequeños. Que Sort, Tremp, Esterri d’Àneu, Espot, Lladurs, La Pobla de Segur o Guissona y Artesa de Segre se sumen a esta nueva modalidad laboral es una excelente noticia, tanto para las personas que buscan una forma vida diferente como para los municipios que, gracias a estas iniciativas, retienen o ganan talento y vecinos.
Que la fibra óptica llegue a cada rincón de Lleida y el Pirineo es también vital para que pueda seguir aumentando este instrumento fundamental para el futuro del mundo rural y el bienestar de sus ciudadanos. A veces caemos en el desánimo de pensar que todo está ya inventado y que las ciudades lo absorben todo, cuando en realidad no es así y cada vez es más apreciada la calidad de vida de los pueblos. Solo hace falta talento y apoyo institucional para revertir la realidad actual.
Iniciativas como esta son sin duda un buen camino.
La Seu d’Urgell, un referenteLleida está llena de certámenes, sobre todo agrarios, ganaderos y gastronómicos, y cada uno busca la singularidad que represente a su territorio. Sin duda la Fira del Formatge de La Seu d’Urgell ha sabido encontrar con los años el equilibrio perfecto entre la afluencia de público y la calidad y proyección de los quesos allí exhibidos, convirtiéndose en un referente del sector en toda Catalunya.