EDITORIAL
El Mundial de la vergüenza
La nominación de Catar como sede de la Copa del Mundo de Fútbol 2022 ya levantó ampollas desde el mismo momento en que la FIFA resolviera (hace ya más de una década) otorgar la sede del evento a este estado árabe donde la democracia brilla por su ausencia. La decisión fue política y no exenta de acusaciones de sobornos y corrupción: Catar no es el país con las mejores condiciones para organizar la competición, pero había que premiar la influencia creciente del poder catarí en el mundo del fútbol, traducida fundamentalmente en grandes inyecciones de capital. Las elevadas temperaturas hacían imposible jugar el torneo en verano y por ello se cambió de fecha.
Amnistía Internacional (AI) ha denunciado la explotación de los trabajadores en la construcción de los estadios. “Los migrantes que construyen un moderno estadio para la Copa Mundial de Fútbol de 2022 en Catar sufren abusos y explotación, mientras la FIFA obtiene enormes beneficios”, denunció AI en una declaración publicada ya en 2016. Algunos futbolistas también han criticado la elección de Catar: “Estoy totalmente en contra de que el Mundial se juegue en Catar.
Designar ese país fue un error de las federaciones”, aseguró Toni Kroos, futbolista alemán del Real Madrid, en declaraciones ofrecidas al canal ZSF. En aquella ocasión, Kroos también recordó que en Catar existe persecución hacia los homosexuales y las mujeres. Además de AI, otras muchas organizaciones, ONG, movimientos de liberación de la mujer y de las libertades han pedido en diversas ocasiones hacer boicot a este Mundial de la vergüenza, pero ningún país ni federación ha sopesado, ni por asomo, tal posibilidad.
Mucho menos los futbolistas y las marcas comerciales, pues el altavoz que un acontecimiento de este peso comporta para ellos les hace priorizar la economía o lo deportivo a los derechos humanos. Y este acto de hipocresía planetaria no es nuevo, ya que en la Argentina de Videla y de los asesinatos políticos masivos también se celebró un Mundial en 1978. La única que no estará por motivos políticos en este Catar 2022 es Rusia (Ucrania cayó eliminada) por el veto internacional.
Llegados a este punto, solo las actitudes individuales, como la de la cantante Dua Lipa, que ha rechazado un millón de dólares por actuar en la inauguración del Mundial ante la falta de respeto a los derechos humanos, al igual que el veterano cantante Rod Stewart, o el famoso streamer Ibai Llanos, quien ha asegurado que ni por todo el oro del mundo piensa acompañar a la selección española y hacer propaganda de Catar, pueden ayudar a que los aficionados, auténticos protagonistas del mundo del fútbol, miren hacia otro lado y sean conscientes de lo que comporta este Mundial. Nosotros informaremos de la realidad del país y de sus actitudes antidemocráticas, al mismo nivel o más, que explicaremos los partidos.