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Una dirección IP, el identificador con el cual se registra un ordenador conectado a una red, coincidente permitió a los Mossos d’Esquadra de La Seu d’Urgell relacionar dos denuncias que han logrado desarticular una de las mayores estafas de Europa en criptomonedas, un tema dado a conocer en exclusiva por este diario el pasado sábado. La primera denuncia que recibieron fue a finales 2017 y corresponde a un vecino de la capital del Alt Urgell al que estafaron unos 8.000 euros. Poco después llegó una segunda, de mucha más envergadura.

Una mujer de edad avanzada de Puigcerdà se había quedado sin 800.000 euros tras haber invertido inicialmente 250 euros en la adquisición de criptomonedas. “A través de las informaciones aportadas por las víctimas y, tras un estudio en profundidad, concluimos que habían sido estafados por la misma red, situada en un call center de Albania”, según explicó a SEGRE el sargento Martí Giró, jefe de la Unidad Territorial de Investigación (UTI) de los Mossos en la región del Pirineo Occidental. El sargento añadió que “en 2020 hubo una tercera víctima en Vielha, en este caso de unos 160.000 euros”.

Estas son solo tres de las 17.000 víctimas que los Mossos d’Esquadra y Guardia Civil –que se sumó a la investigación tras una denuncia en Huesca– estiman que hay en España, muchas de las cuales todavía no han denunciado. El modus operandi de este timo de toda la vida adaptado a internet y las redes sociales funcionaba con una doble vertiente. Por un lado, con una tecnología muy avanzada y, por el otro, con ingeniería social, ya que sabían en cada momento cómo tratar a la víctima.

Los ladrones utilizan cualquier red social para lograr la identidad de las personas que pretenden engañar y, a partir de ahí, sin prisas y con gran psicología y empatía, van logrando la confianza de los presuntos inversores para que vayan comprando criptomonedas y les muestran las ganancias inmediatas que va consiguiendo, incluso les abonan algunas pequeñas cantidades para ganarse su confianza. Cuando el estafado pide cobrar ya cantidades importantes de dinero es cuando poco a poco se va dando cuenta de que ha sido víctima de un robo. Ante estas nuevas formas de timos y estafas caben algunas consideraciones.

Primero, nadie debe confiar sus datos personales ni abrir páginas o enlaces de terceros sin antes contrastar la fiabilidad del emisor. Y del mismo modo que nadie da dinero a una persona que le dice por la calle que puede multiplicar sus ahorros, por mucho que le diga que es corredor de bolsa o director de un banco, tampoco debe hacerlo por internet ni por teléfono. Por otra parte, la credibilidad y certificación de las empresas a las que damos nuestros datos personales es vital para evitar que estos ladrones de guante blanco logren sus objetivos.

Los nuevos tiempos traen nuevos engaños y toda prudencia es poca.

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