EDITORIAL
La cumbre del clima
El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, aseguró ayer que Europa está dispuesta a levantarse de la mesa de negociaciones de la Cumbre del Clima si no se respeta lo acordado en Glasgow en 2021. Para el representante europeo, el compromiso de no superar un incremento de temperaturas superior a 1,5 ºC es innegociable. Sin embargo, ha lamentado que “parece que se está alejando” y ha advertido de los riesgos del retroceso.
“Es mejor no tener ninguna decisión que una mala decisión. Por supuesto, nosotros queremos una buena decisión”, dijo Timmermans a los medios a primera hora de la mañana de ayer. “No necesitamos convencer a Estados Unidos para que mantenga el 1,5 ºC.
Permítanme ser muy claro: la Unión Europea quiere un resultado positivo, pero no aceptaremos un resultado a cualquier precio. Todos los ministros están preparados para marcharse si no conseguimos un buen resultado”, advirtió, en unas declaraciones respaldadas también por la vicepresidenta tercera española, Teresa Ribera, que aseguró que nunca antes se habría aprobado un acuerdo de retroceso. La política socialista pidió “la mayor solidaridad” para mantener viva la posibilidad de mantener el aumento de la temperatura por debajo del 1,5 ºC.
En las últimas horas Europa dejó atrás el bloqueo y todo apunta a un acuerdo in extremis para respaldar la posición de los países empobrecidos, que son los más interesados en el fondo de pérdidas y daños. Sin embargo, la delegación europea ha puesto como condición que los países en desarrollo con economías emergentes, una referencia velada a China, también participen en este fondo y, además, eleven su compromiso de reducción de emisiones. Resulta evidente que mientras no haya una gobernanza global mundial que pueda tomar decisiones, es muy difícil avanzar de forma conjunta para frenar el cambio climático, pero desde Catalunya, cuya apuesta por las renovables lleva un retraso considerable, hasta EEUU o la China deben tomar cartas en este asunto que causa millones de muertes cada año y que si no hacemos nada, no solo perjudicará nuestra salud y acabará con la vida de millones de personas, sino que destruirá irreversiblemente el planeta.La brecha sigue abiertaEl camino de la igualdad de sexos avanza, pero solo hay que echar una mirada a la brecha salarial en Lleida de la que informamos hoy en nuestro periódico (3.000 euros más de media anual los hombres que las mujeres), leer el reportaje sobre las entrenadoras femeninas, que abordamos también hoy en la sección Es Noticia, o echar una mirada al Mundial de Catar para darnos cuenta de que hay todavía muchos techos de cristal por derribar.