EDITORIAL
Tecnología del siglo XXI, atención del XIX
Las gestorías de Lleida han registrado un fuerte incremento de particulares que, ante la imposibilidad de concertar cita previa para hacer trámites en las oficinas de la Seguridad Social leridanas, acuden a profesionales laborales autorizados para que accedan a la “plataforma digital del INSS” y tramiten sus expedientes lo antes posible. No obstante, desde la delegación de Graduados Sociales en Lleida, aseguran que existe igualmente un retraso de hasta tres meses para tramitar jubilaciones o cobrar pensiones. “Es el sistema el que de alguna manera obliga a trabajar así porque lo quieren todo informatizado y se está sustituyendo personal por tecnología.” “Ahora, el trabajo de los funcionarios se hace telemáticamente y un expediente de Lleida puede acabar en el País Vasco o Madrid, por lo que lo vuelven a enviar a Lleida para traducirlo y así se puede retrasar hasta tres meses un expediente”, explicó Nacho Vendrell, delegado en Lleida del colegio de Graduados Sociales.
Asegura que la mayoría de oficinas del INSS carecen de personal suficiente, un problema que ya era evidente antes de la pandemia y que posteriormente se ha agravado hasta una situación “muy difícil”. Aseguró que toda la información que daban los funcionarios se ha trasladado ahora a las gestorías. “Estamos supliendo ilógicas carencias del sistema ante la imprevisible situación de la pandemia.
No se entiende cómo, superada la emergencia, desde la administración no se ha trabajado para subsanar los problemas derivados de esta falta de recursos. Mucha gente prefiere la atención personal”, sentenció. SEGRE ya informó de estos retrasos y colapso de las citas previas en verano y ahora, tres meses después, se ha anunciado un refuerzo de 18 personas, pero la situación, hoy por hoy, sigue absolutamente igual.
No es lógico ni de recibo que con las posibilidades que ofrece la tecnología y con el margen de organización que da la cita anticipada, tantos leridanos vivan con angustia la imposibilidad de resolver sus trámites con la Seguridad Social. La solución requiere de actos concretos y no solo promesas, y estas deben ser inmediatas.
Contradicciones y vergüenza
Se mire por donde se mire, el Mundial de Catar es una vergüenza, tanto para los derechos humanos en general, como por la evidencia de que el dinero lo puede comprar todo. Todos vivimos contradicciones cotidianas y debemos afrontarlas con la dignidad individual o colectiva a la que el mundo actual nos aboca. Pero una cosa es pedir más sostenibilidad, mientras ponemos gasolina en el coche, y otra, muy distinta, participar, aplaudir e incluso apoyar un régimen político arcaico y antidemocrático que margina derechos que ha costado mucho conquistar.