EDITORIAL
Patrimonio de la Humanidad
La Unesco ha declarado los raiers Patrimonio Inmaterial de la Humanidad tras prosperar la candidatura conjunta de varios países europeos: España, Alemania, Austria, República Checa, Letonia y Polonia. La decisión ha sido adoptada por el Comité del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco reunido en Rabat y que el miércoles otorgó la misma categoría internacional a los toques de campana manuales, como los de Os de Balaguer. Los raiers tienen su origen en la Edad Media, cuando se utilizaban estas balsas formadas con troncos para transportar madera, mercancías y personas utilizando las corrientes de los ríos.
Catalunya, y especialmente Lleida, con los de La Pobla y Pont de Claverol y Coll de Nargó, es el alma de esta tradición que desde 1979 conmemora la fabricación y bajada de los rais por el Noguera Pallaresa y el Segre. De hecho, esta tradición ya fue declarada Fiesta Tradicional de Interés Nacional catalana en el año 2003. Ayer buscamos historias personificadas de este medio de transporte de antaño y nos hizo especial ilusión que Àngel Portet, presidente de honor de la Associació Internacional dels Raiers, nos contara que sus abuelos se conocieron gracias a este oficio.
Lleida tiene una impresionante galería de monumentos y vestigios del pasado incluidos ya en este catálogo cultural de la Unesco, tanto en patrimonio material como inmaterial, desde el arte rupestre, las fallas y las construcciones de pedra seca, hasta las iglesias del románico de la Vall de Boí, y espera la Seu Vella, una catedral única en el mundo que merece también reconocimiento, e incluso los Vestits de Paper de Mollerussa. La importancia de la decisión de la Unesco no se mide en millones de euros ni en trofeos de vitrina. Su grandeza es formar parte de las riquezas más importantes del mundo, sean materiales o inmateriales, y en cuanto a su proyección solo hay que observar el aumento de visitantes a las iglesias románicas de Taüll y toda la Vall de Boí, para comprobar que la historia es también atractiva para el turismo y, sobre todo, pone en el mapa joyas arquitectónicas o usos y costumbres que hay que preservar y legar al futuro.
Una gran noticia para los campaneros, que con tanto esfuerzo mantienen vivo el arte de tañer manualmente y para los Raiers del Pallars y el Alt Urgell, que llevan varias generaciones intentando no perder la identidad de su pasado. Enhorabuena a todos.
Tiempo de esquí
Se acerca el invierno y con él la apertura paulatina de todas las estaciones de esquí. El frío reinante hace prever un buen inicio de temporada gracias a la innivación artificial. El deporte blanco ha impulsado y promocionado la gran riqueza del Pirineo.