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EDITORIAL

Por una sanidad más próxima al paciente

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El servicio de Urgencias de un hospital está destinado a atender pacientes que sufren patologías que pueden ser susceptibles de acabar comportando un ingreso. Sin embargo, lo habitual es que reciba a muchos con afecciones leves, que podrían ser tratados en cualquier centro de atención primaria. En el Arnau, son alrededor de la mitad de los más de 200 usuarios que atiende al día, lo que va en detrimento de la atención a los que se encuentran en estado más grave, y es un porcentaje más o menos estable desde hace años.

Antes de la pandemia, una de las causas era que los días laborables entre las ocho de la tarde y las ocho de la mañana no había servicio de urgencias en la atención primaria, porque los ambulatorios estaban cerrados y el CUAP de Prat de la Riba solo funcionaba las 24 horas los fines de semana y festivos, pero desde julio de 2020 está operativo todos los días de la semana. Así pues, está claro que ahora las razones son otras. Con toda probabilidad, una es que el centro de Prat de la Riba es más desconocido que el Arnau para la mayoría de pacientes, y otra, que muchas personas se sienten más tranquilas yendo a un hospital que a Prat de la Riba o incluso a su CAP si está abierto.

Ahora bien, hay que tener en cuenta otros factores, y uno es que para que un paciente se sienta vinculado con su ambulatorio es fundamental la relación de confianza con el médico de cabecera. Y, por desgracia, en muchos deben pasar varios días, a veces incluso semanas, para que pueda ver a su facultativo. Además, a raíz de la pandemia, el contacto presencial ha dejado paso en parte al telefónico y telemático, que facilitan trámites y evitan desplazamientos, pero que a la vez hacen que el CAP se convierta en un equipamiento que para el paciente resulta tan lejano –por mucho que se encuentre en el mismo barrio– como el hospital.

Una de las claves para que una persona vaya a un sitio y no a otro, no solo a nivel sanitario, es la confianza, para lo que resulta clave una relación de proximidad que es deficitaria en la actual atención primaria.

Médicos jubilados y en activo

El programa piloto anunciado el jueves por el Gobierno central para permitir que los médicos de cabecera y los pediatras puedan compaginar el cobro del 75% de la pensión y seguir trabajando a media jornada durante tres años parece en principio una buena fórmula para afrontar la falta de relevo de los que se jubilarán en este periodo. A la espera de que se lleve a la práctica, hay que pedir que tenga carácter temporal, porque lo fundamental es que haya una buena planificación que permita formar a los médicos necesarios, así como unas buenas condiciones laborales para evitar su marcha.

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